Por Nancy Leigh DeMoss
50 evidencias de la necesidad de una visitación fresca del Espíritu Santo para avivamiento.
“Presta oído, oh Pastor de Israel, Tú que estas sentado más alto que los querubines, resplandece! Despierta Tu poder y ven a salvarnos. Oh Dios de los Ejércitos, vuelve ahora, te rogamos; mira y ve desde el cielo, y cuida esta vid. Oh Señor, Dios de los Ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros y seremos salvos.” (Tomado del Salmo 80)
“Presta oído, oh Pastor de Israel, Tú que estas sentado más alto que los querubines, resplandece! Despierta Tu poder y ven a salvarnos. Oh Dios de los Ejércitos, vuelve ahora, te rogamos; mira y ve desde el cielo, y cuida esta vid. Oh Señor, Dios de los Ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros y seremos salvos.” (Tomado del Salmo 80)
Necesitamos avivamiento . . .
- Cuando dejamos de amar a Cristo como una vez lo hicimos.
- Cuando los intereses y las ocupaciones terrenales resultan ser más importantes que las cosas eternas.
- Cuando preferimos ver televisión o leer libros y revistas seculares en lugar de leer la Biblia y orar.
- Cuando las cenas de la iglesia tienen una mayor concurrencia que las reuniones de oración.
- Cuando los conciertos atraen mayores multitudes que las reuniones de oración.
- Cuando tenemos poco o ningún deseo de orar.
- Cuando preferimos hacer dinero en lugar de dar dinero.
- Cuando dentro de nuestras iglesias colocamos personas en posiciones de liderazgo que no llenan las cualificaciones bíblicas.
- Cuando a nuestra vida cristiana le falta gozo y pasión.
- Cuando conocemos la verdad, la tenemos clara en nuestras mentes pero no la ponemos en práctica en nuestras vidas.
- Cuando hacemos un mínimo esfuerzo para dar testimonio a los perdidos.
- Cuando tenemos tiempo para los deportes, la recreación, el entretenimiento pero no para un estudio bíblico o un momento de oración.
- Cuando no temblamos ante la Palabra de Dios.
- Cuando la predicación carece de convicción, de confrontación, de fuego divino y unción.
- Cuando rara vez tenemos pensamientos sobre la eternidad.
- Cuando el pueblo de Dios está más preocupado por sus trabajos y sus carreras que por el Reino del Cristo y la salvación de los perdidos.
- Cuando el pueblo de Dios comparte con otros creyentes y las conversaciones giran primordialmente en torno a las noticias, el estado del tiempo y los deportes en lugar de anhelar hablar sobre el Señor.
- Cuando los servicios de la iglesia son predecibles y casuales.
- Cuando los creyentes entran en conflicto entre si y no se sienten llamados a buscar la reconciliación.
- Cuando los esposos y esposas cristianos no oran juntos.
- Cuando los matrimonies están coexistiendo en lugar de vivir llenos del amor de Cristo.
- Cuando nuestros hijos están creciendo para adoptar valores mundanos, filosofías seculares y estilos de vida contrarios al plan de Dios para nuestras vidas.
- Cuando estamos más enfocados en de la educación de nuestros hijos y sus actividades deportivas que en la condición de sus almas.
- Cuando el pecado dentro de la iglesia se coloca bajo la alfombra.
- Cuando el pecado conocido no se aborda a través de un proceso bíblico de disciplina y restauración.
- Cuando toleramos “pequeños” pecados de chismes, de espíritu critico y falta de amor.
- Cuando nos exponemos a programas en la televisión o a películas cuyo contenido no es santo.
- Cuando nuestro canto es a medias y a nuestra adoración le falta vida.
- Cuando nuestras oraciones son palabras vacías diseñadas para impresionar a otros.
- Cuando nuestras oraciones carecen de fervor.
- Cuando nuestros corazones están fríos y nuestros ojos están secos.
- Cuando no estamos viendo evidencias regulares del poder sobrenatural de Dios.
- Cuando hemos dejado de llorar acerca de nuestro propio pecado y el pecado de otros.
- Cuando estamos contentos de vivir con un cristianismo explicable y ordinario y los servicios de la iglesia.
- Cuando estamos cansados de la adoración.
- Cuando lo que buscamos es que nos entretengan para estar motivados a ir a la iglesia.
- Cuando nuestra música y nuestra vestimenta se corresponden con los patrones del mundo.
- Cuando empezamos a encajar y a adaptarnos a los patrones del mundo, en lugar de llamar al mundo a adaptarse a los patrones de Dios.
- Cuando no anhelamos la compañía y la comunión de nuestros hermanos en Cristo.
- Cuando la gente tiene que hacerse de rogar para dar y servir en la iglesia.
- Cuando nuestra capacidad de dar es medida y calculada, en lugar de ser abundante y sacrificada.
- Cuando no estamos viendo a personas perdidas ser atraídas a Jesús de manera regular.
- Cuando no estamos ejercitando la fe ni creemos en Dios para lo imposible.
- Cuando estamos más atentos a lo que otras personas piensen de nosotros en lugar de preocuparnos por lo que Dios piensa acerca de nosotros.
- Cuando no somos movidos por el hecho de que 2.5 billones de personas en el mundo nunca han escuchado el nombre de Jesús.
- Cuando no somos movidos a predicarle a nuestros vecinos, compañeros de trabajo y conocidos que se encuentran perdidos y sin Cristo.
- Cuando el mundo perdido que nos rodea no sabe o no le importa si existimos.
- Cuando apenas nos diferenciamos un poco o no reflejamos ninguna diferencia en nuestra forma de vivir con relación al mundo secular que nos rodea.
- Cuando el fuego se ha ido de nuestros corazones, de nuestros matrimonios y de nuestra iglesia.
- Cuando estamos ciegos a cuan grande es nuestra necesidad y por tanto no creemos que necesitamos avivamiento.
© Aviva Nuestros Corazones. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com
ESCRITURA Salmos 80:1-6
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