Hace un tiempo, le solicité a las asistentes de una conferencia donde participé como charlista que escribieran en una tarjeta 3x5 por qué habían venido, qué esperaban que Dios hiciera en sus vidas durante ese fin de semana. Les pregunté: “¿Dónde te encontró Dios cuando empezamos esta conferencia?” Luego, mientras leía sus respuestas a mi pregunta me sorprendí de cuan parecidas eran. Aquí un ejemplo de lo que esas mujeres expresaron: “Siento a veces que estoy fuera de control con tantas presiones.” “Enfrento muchas responsabilidades y stress.” “Siento que me muevo en todas direcciones. Quiero que Dios me muestre cómo manejar exitosamente los diferentes sombreros —profesora, madre, esposa, hija— y todavía tener tiempo para la iglesia, para el trabajo y para mi. “Tengo que dejar de preocuparme por todo. Trato de no hacerlo, y sé que no debo, pero mis preocupaciones me perturban el sueño y mis sueños.” “Me he entregado al servicio por unos 24 meses, y siento que necesito tranqu