"No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente." (Romanos 12:2 NVI) Recientemente me encontré con una mujer a la que no veía desde hacía varias semanas. Casi no la reconocí. Su cabello, generalmente rubio, se había vuelto completamente blanco. La transformación fue increíble, ella parecía una persona diferente. ¡Todo lo que necesitó fueron 40 minutos y un poco de tinte! Si tan sólo la transformación espiritual fuera tan fácil. Solo lee un libro, ve a un consejero, asiste a una conferencia, haz un nuevo compromiso, decide ser diferente, derrama algunas lágrimas en un altar, memoriza unos versículos . . y listo! Te conviertes en una cristiana madura y piadosa. Por el contrario, la experiencia de muchos creyentes es la siguiente: Haces el compromiso. Fallas. Confiesas. Vuelves a comprometerte. Fallas de nuevo. Confiesas de nuevo. Vuelves de nuevo a comprometerte. Fallas de nuevo. Te das por vencida. Después de toda