Juan 8:10-11 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. En el contexto de esta historia vemos cual es la pena por el adulterio eso es lo que se merece una mujer adultera conforme a la ley, pero en la gracia de Cristo nos da perdón que hermoso habrá sentido ella de que hubiera alguien que la defendiera a pesar de su gran pecado Jesús mismo la defendió y perdono en ese momento en el que su vida corría peligro y peor aun Cristo no era su Señor que enorme gracia hay en Cristo Jesús.