Cuando Jesús quiso calmar el miedo de sus discípulos, Él les habló de preparar un lugar para ellos en la casa de Su Padre (Juan 14:1-6). Él, quien nunca tuvo un lugar al cual pudiera llamarle hogar, conocía sobre nuestros más profundos anhelos acerca de tener un lugar al cual pertenecer; un lugar donde pudiéramos encontrar descanso, esparcimiento; un lugar donde pudiéramos recibir una acogida incondicional. Considero que un hogar piadoso es un anticipo del cielo. Y se requiere de una mujer devota para poder construir ese tipo de hogar, lo que Robert G. Ingersoll ha llamado “un palacio para el alma”. Una mujer piadosa hace un compromiso de por vida con su hogar. Ella dedica sus conocimientos y creatividad a manejar y sostener su hogar, construyendo una vivienda terrenal para aquellos que más ama. Ella sabe cómo balancear su vida a favor de aquellos que ella ama. Las familias fuertes no se hacen solas. Requieren de planificación consciente y deliberada, y mucha sabiduría. “Con