Me encontraba en mi acogedor estudio, sorbiendo una taza de té, mientras leía acerca de Mary Slessor (1848-1915) me sentía profundamente consciente de lo diferentes que eran nuestras vidas en cuanto a comodidades y cultura. Aun así, mi corazón late junto al suyo. Amamos y servimos al mismo Señor. Ciertamente yo tenía mucho que aprender de ella. Espero que la devoción de Mary por Cristo nos ayude a “considerar cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras” (Heb. 10:24) Un puesto de honor Nacida en 1848 en una familia pobre en Aberdeen, Escocia; su carácter fuerte se hizo evidente desde su juventud, al pasar catorce años trabajando en una fábrica con jornadas de doce horas diarias para ayudar a su madre con el sostenimiento de sus seis hermanos. El carácter fuerte no asegura grandeza; usar esa fortaleza para servir a su Rey fue lo que distinguió a Mary. Las experiencias tristes en su hogar no detuvieron su vida. Más bien, la prepararon para lo que vendría más ade