Uno de los himnos más amados de la iglesia fue escrito en 1874 por una mujer soltera llamada Frances Ridley Havergal. Escrito como una oración, cada línea se enfoca en la dimensión de lo que significa ser consagrado a Cristo a plenitud. Las siguientes preguntas tienen por objeto ayudarte a personalizar y aplicar este texto maravilloso. Te animo a que tomes tiempo para la reflexión profunda, la oración y la respuesta. Mi vida Toma mi vida, y que sea consagrada a ti Señor . • ¿He rendido mi vida de manera voluntaria, incondicional y de por vida a Cristo? • ¿Estoy tratando de vivir esa entrega a diario? • ¿Hay algún "compartimiento" de mi vida en el cual me estoy reservando el derecho de ejercer el control? Mi tiempo Toma mi tiempo y mis días, y déjalos que fluyan en alabanzas incesantes. • ¿Vivo haciendo el ejercicio consciente de que todo el tiempo es de Dios, o solo he reservado una parte de mi tiempo para la “categoría” espiritual de mi vida?