Por Nancy Leigh DeMoss La esposa de un pastor está a menudo a la sombra del hombre que llena el púlpito cada domingo. La mayor parte del tiempo, ella se complace en que Dios llamó a su esposo a este servicio desinteresado, pero hay días que ella desearía tener una vida mas “normal” . Ella escucha los sueños de su esposo acerca de su ministerio, y crea un refugio seguro para él cuando parecería que él no tiene amigos. Ella lo ama y respeta, ora por él y le sirve. Pero, ¿quien la escucha, la motiva y ora por las necesidades de ella? La mayoría se enfoca en las necesidades del pastor, pero uno de los regalos más grandes que una congregación puede dar a su pastor es orar y cuidar de su esposa y de su familia. No debemos olvidar que las esposas de los pastores son seres humanos. Ellas enfrentan los mismos retos que otras mujeres dentro de la congregación. Ellas se ven tentadas a pecar, se cansan en el ministerio, y muchas veces luchan para mantener el balance entre sus roles