Debido a la liberación femenina moderna, el valor de la mujer ha llegado a ser equiparado con su papel en la comunidad y el mercado, asignándosele relativamente, muy poco valor a los roles de la mujer en el hogar. Hoy, no se regala flores a la mujer en reconocimiento a su actitud reverente, modesta, casta, gentil y callada. Las mujeres raramente son aplaudidas por amar a sus esposos e hijos, por mantener la casa en orden, por cuidar de sus padres convalecientes, por ser hospitalarias o por llevar a cabo actos de bondad, servicio y misericordia. En otras palabras, se presta poca atención a los logros que la Palabra de Dios dice que toda mujer debe aspirar. (1 Timoteo 5:10; Tito 2:3-5) Se suponía que la liberación femenina le brindaría a las mujeres, un mayor sentido de satisfacción personal y libertad. Pero no puedo evitar sentir una sensación de tristeza por lo que se ha perdido en medio de la agitación —es decir, la belleza, la maravilla y el tesoro del carácter distint