Por: Lindsay Carlson Fanny Crosby es, por mucho, una de las escritoras de himnos más reconocida, amada y de más influencia en la historia. Probablemente has cantado muchos de sus himnos. “En Jesucristo, Mártir de Paz, “A Dios sea la Gloria” “Alabadle, alabadle, Jesús nuestro bendito Redentor”, “Por todo el camino mi Salvador me conduce”, “Rescue the Perishing” son algunos de su vasto repertorio. Pero puede ser que estés menos familiarizada con su historia y cómo encontró un lugar en los corazones de quienes con gozo cantan sus himnos. Frances Jane Crosby nació en 1820 y perdió su vista desde pequeña. Mientras la mayoría de las familias se sentirían devastadas por tan abrumadora discapacidad, la familia de Fanny vio la pérdida como un acto de providencia divina. Su madre, Mercy Crosby, le enseñó, “a veces la Providencia priva a las personas de alguna facultad física para que el entendimiento espiritual pueda ser despertado a plenitud.”1 La familia conocía a Dios como su “fuent