Al día de hoy, tengo más de dos décadas de haber recibido a Jesús como mi Salvador; más de una, casada con el amor de mi juventud, y como si todo esto fuera poco, soy madre de 3 hermosos pequeños. Desde que terminé el colegio e ingresé a la Universidad sabía claramente que mi mayor deseo era ser esposa y mamá. Ya tenía lo más importante que era el novio, mi anhelo era de acuerdo al diseño de Dios por lo que mis planes tenían apariencia de piedad. El escenario se veía perfecto y se dieron las condiciones ideales. Me preparé, estudié y traté de tener mi mundo bajo control. Todo lucía insuperable, con sobreabundantes bendiciones, cuán buen Dios! Muchos años después cuando mi orgullo fue mancillado pude ver claramente que mi motivación carecía de lo más importante: el propósito de hacerlo para Su gloria y no la mía. Cuán engañoso es el corazón! Si solamente me hubiera quedado en tener un buen matrimonio e hijos sanos bien cuidados y felices, por el resto de mis días mi coraz