“He aquí, don del SEÑOR son los hijos;
y recompensa es el fruto del vientre” Salmo 127:3
y recompensa es el fruto del vientre” Salmo 127:3
Hoy muchas mujeres, aún en los círculos cristianos, quieren evitar el embarazo, en ocasiones porque no quieren deformar su cuerpo; pero esa es solo una de las razones. Otras veces son razones económicas, la limitación de su tiempo en aras de la atención de los hijos y sobretodo la realización profesional, porque la mujer moderna considera que una carrera fuera del hogar es mucho más valiosa y le da más satisfacción que la maternidad. Actualmente las mujeres que prefieren ser madres quedan descalificadas y se les ve como anticuadas, ya que la ausencia de un título académico, dedicarse al cuidado del hogar y el hecho de no tener un salario producido por ellas mismas, es sinónimo de fracaso y dependencia.
Y los resultados de haber distorsionado el diseño de Dios para la mujer lo estamos viviendo dolorosamente. La insubordinación en los hogares, la falta de respeto a la ley, la delincuencia, la homosexualidad, las drogas y muchos otros males que nos rodean, no son más que el producto de “nidos” vacíos en los que no hay quien dé orientación, calor ni cariño porque las madres han decidido “liberarse” y por tanto están siempre ausentes de sus hogares y por ende, de la vida de sus hijos. De ningún modo, pretendemos concluir que esta sea la única razón de los males. Sabemos que existen otras. Pero, ciertamente ¿Qué futuro puede esperarle a un niño huérfano de madre viva? ¿Cuánto vacío, cuánto desaliento, cuánto desamor y soledad; y, en especial, cuánta rebeldía no habrá en su corazón?
Si Dios, en Su infinita sabiduría, cuando mandó a Su Hijo a la tierra, le dio una madre que lo acunara en su vientre y lo guiará en su crecimiento, cuán importante no será esta figura materna para cualquier mortal!
Madre “moderna” no le creas al mundo cuando te vende la mentira de que los hijos son una carga.... pues en la Biblia encontramos la verdad que nos dice que “don del Señor son los hijos y recompensa es el fruto del vientre” (Salmo 127:3). Valora tu maternidad, no reniegues de la misma, más bien inviértete en ella, siéntete orgullosa de tu sacrificio si lo has tenido, de tus esfuerzos si has luchado, de tus lágrimas si has llorado, pero por sobre todas las cosas, de haber sabido responder al llamado Divino de la maternidad.
Para reflexionar:
Has disfrutado el regalo que Dios te ha dado en tus hijos? O por el contrario, lo has escondido, menospreciado o ignorado?
Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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