Desde muy niña fui llevada a la iglesia, Dios se reveló a mi vida a la edad de 12 años y desde entonces he servido activamente en el cuerpo de Cristo. Formé parte de grupos de estudio para chicas adolescentes y siempre me interesaron todos los temas concernientes al ministerio femenino.
Sin embargo, nunca había conocido la feminidad bíblica, había absorbido lo que la sociedad me había enseñado, lo que había visto en mi hogar. Aprendí que debía estudiar, completar mis estudios, buscar un buen trabajo y hacer una maestría para asegurar mi espacio en la sociedad, una carrera exitosa era mi meta.
Cuando me casé entendí que mi esposo y yo éramos un equipo y que juntos nos desarrollaríamos profesionalmente, no había roles definidos en mi hogar, ambos éramos proveedores y teníamos la misma cuota de responsabilidad con el cuidado del hogar y de nuestro hijo.
La idea de estar en la casa para nutrir mi hogar y criar a mi hijo era algo totalmente absurdo, era un total desperdicio de tiempo, por eso teníamos ayuda en la casa. En los tiempos en que podía estar con mi hijo yo estaba muy cansada y esa era mi excusa para evadir mi responsabilidad.
Una noche no podía dormir, sabía que algo no estaba bien, pero no podía identificar que era. Me levanté de la cama y fui a la computadora, recordé que mi esposo me había hablado del ministerio Revive Our Hearts, entré en la página y escuché una conferencia de Nancy Leigh DeMoss titulada “¿Qué es una mujer verdadera?; en ese momento pude identificar cual era mi problema, era mi orgullo.
Dios me confrontó en tantas áreas, me di cuenta que a pesar de ser creyente, no estaba honrando a Dios en mi hogar; puse mi trabajo, mi vida social y ministerial por encima de ser ayuda idónea para mi esposo y ser la madre de mi hijo.
No había podido ver la belleza del diseño de Dios para mi y creí todas las mentiras que el mundo me vendió. Después de ser discipulada con la serie de “La mujer de Proverbios 31” y de haber estudiado junto a mi esposo el libro “Buscándole a El” hoy puedo ver claramente que mi llamado más importante es mi hogar y disfrutar del diseño con el cual Dios me creó.
Hoy día formo parte de Aviva Nuestros Corazones y es un gran privilegio poder llamar a las mujeres de Latinoamérica a la libertad, plenitud y abundancia que sólo se encuentra en Cristo Jesús.
Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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