Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad. Ef. 1:3-5
Las bendiciones espirituales se fundamentan en él y dependen de una relación vital. Dios es el gestor de las bendiciones espirituales, Cristo el mediador y nosotros los beneficiarios.
En Cristo tenemos todos los beneficios de conocer a Dios: salvación, adopción, y perdón, al vivir en una relación íntima y continúa con Cristo, es cuando podemos disfrutar de estas bendiciones; las cuales son eternas, y no temporales ya que son celestiales y no dependen del hombre sino de Dios.
Pablo nos dice que no somos salvos porque lo merezcamos, sino por la gracia de Dios que nos ha sido dada de forma gratuita. Esta adopción es decir "ser llamados hijos de Dios" es para que seamos santos y sin mancha, esta expresión nos recuerda las palabras de Dios al pueblo de Israel: Porque tú eres un pueblo santo para Jehovah tu Dios; Jehovah tu Dios te ha escogido para que le seas un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra (Deut. 7:6).
Muchos tratan de ser personas buenas y sinceras que buscan hacer lo que es debido, pero Jesús dice que la única manera de llevar una vida buena de veras es permanecer cerca de él.
La meta suprema de Dios en cuanto a nosotros es hacernos semejantes a Cristo, a medida que vamos siendo como Él, descubrimos lo que en realidad somos, las personas para lo cual fuimos creados.
La humanidad se creó para servir y glorificar a Dios. Si usted aceptó a Cristo, regocíjese porque Dios siempre lo ha conocido. Su amor es eterno. Su sabiduría y poder son supremos. Él le guiará y le protegerá hasta el día en que llegue a su presencia.
Dios les bendiga
Gaby Ortega.
Gaby Ortega.
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