<<Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarles todo el día. >> Efesios 4:26 BLS
Aquí algunos ejemplos de lo que es enojarse sin pecar:
-Cuando surge de un verdadero celo por Dios y de la religión.
-Cuando no se enciende contra personas; sino por los pecados de ellos, como: el vicio y la inmoralidad de todo tipo, con la idolatría y el culto idolátrico.
-Cuando un creyente se disgusta con sus propios pecados.
-Cuando se oponen a la gloria de Dios, y a la promoción de los intereses de Cristo.
-Contra toda falsa doctrina.
-Cuando ves a alguien actuar con injusticia.
-Cuando alguien te quiere hacer quebrantar los principios divinos.
-Cuando algo de lo expuesto arriba causa malos efectos y excedes a los límites debidos, y no demuestras dominio propio ante las circunstancias, y para defenderte dices palabras con: insultos, maldiciones, burlas, sarcasmo, etc.
O cuando te defiendes con acciones como: maltratar o dañar físicamente, tener deseo de venganza, quebrar o tirar cosas, etc.
-Cuando es sin causa, y lo haces por costumbre.
- Cuando por rebeldía no obedeces la Palabra de Dios.
-Cuando te disgusta hacer tus deberes del hogar.
-Cuando te irritas por todo con tu esposo e hijos.
-Cuando reniegas por todo con los de tu alrededor, o al salir a la calle de los más insignificante te amargas.
-Cuando duermes enojada.
-Cuando acaricias y aumentas tu enojo y fastidio con malos pensamientos y deseos.
- Y cuando no perdonas al que te pide perdón.
Toda mujer piadosa debe aprender a controlar la ira para no pecar.
No hay bendición más grande dada por Dios el de poseer un espíritu con dominio propio, y nuestro Dios nos capacito con ello para así vivir una buena vida cristiana. Que las personas del mundo actúen mal se entiende; pero que una mujer creyente viva así es de preocuparse.
No existe dos clases de fuentes de agua <<una de bendición y otra de maldición>>. Porque la religión verdadera no admite contradicciones: ¡cuántos pecados se evitarían si fuéramos siempre coherentes!
El carácter con dominio y el lenguaje piadoso es el producto genuino de un corazón santificado, cuidado de como reaccionas y respondes ante el enojo. Siempre debemos procurar actuar con buen juicio, sobriedad; para no pecar, evitemos contristar al bendito Espíritu Santo.
Sea cual fuere lo que produjo tu enojo se nos dice en la Biblia respecto a esto:<<que no se ponga el sol sobre vuestro enojo>>; hay una alusión al mostrar, que la ira no debe continuar; que no debe durar más de un día; que cuando el calor del día haya terminado, el calor de la ira debe haber sido quitada; para que al dormir sobre nuestras almohadas tengamos un sueño tranquilo y buen descanso en la paz de Dios que da a sus hijas.
No permitas que por la maldad de otro, llegue a formarse odio, desprecio en tu corazón. No permitas que ninguna raíz de amargura crezca en tu ser; además, hay un gran peligro el seguir con la ira hasta la puesta del sol que es el momento de la oración, este puede ser interrumpido en gran medida y obstaculizado por la ira.
¡Y no querrás perderte de esta gran bendición!
Guardar el enojo durante la obscuridad de la noche, es dar lugar al diablo el príncipe de las tinieblas.
“Mejor que los rayos de sol siempre te encuentren pacífica y tranquila en los brazos del Señor.”
¿Sabes cuál es el límite de enojarse sin llegar a pecar?
Aquí algunos ejemplos de lo que es enojarse sin pecar:
-Cuando surge de un verdadero celo por Dios y de la religión.
-Cuando no se enciende contra personas; sino por los pecados de ellos, como: el vicio y la inmoralidad de todo tipo, con la idolatría y el culto idolátrico.
-Cuando un creyente se disgusta con sus propios pecados.
-Cuando se oponen a la gloria de Dios, y a la promoción de los intereses de Cristo.
-Contra toda falsa doctrina.
-Cuando ves a alguien actuar con injusticia.
-Cuando alguien te quiere hacer quebrantar los principios divinos.
¿Y cuándo enojarse es pecado?
-Cuando algo de lo expuesto arriba causa malos efectos y excedes a los límites debidos, y no demuestras dominio propio ante las circunstancias, y para defenderte dices palabras con: insultos, maldiciones, burlas, sarcasmo, etc.
O cuando te defiendes con acciones como: maltratar o dañar físicamente, tener deseo de venganza, quebrar o tirar cosas, etc.
-Cuando es sin causa, y lo haces por costumbre.
- Cuando por rebeldía no obedeces la Palabra de Dios.
-Cuando te disgusta hacer tus deberes del hogar.
-Cuando te irritas por todo con tu esposo e hijos.
-Cuando reniegas por todo con los de tu alrededor, o al salir a la calle de los más insignificante te amargas.
-Cuando duermes enojada.
-Cuando acaricias y aumentas tu enojo y fastidio con malos pensamientos y deseos.
- Y cuando no perdonas al que te pide perdón.
Toda mujer piadosa debe aprender a controlar la ira para no pecar.
No hay bendición más grande dada por Dios el de poseer un espíritu con dominio propio, y nuestro Dios nos capacito con ello para así vivir una buena vida cristiana. Que las personas del mundo actúen mal se entiende; pero que una mujer creyente viva así es de preocuparse.
No existe dos clases de fuentes de agua <<una de bendición y otra de maldición>>. Porque la religión verdadera no admite contradicciones: ¡cuántos pecados se evitarían si fuéramos siempre coherentes!
El carácter con dominio y el lenguaje piadoso es el producto genuino de un corazón santificado, cuidado de como reaccionas y respondes ante el enojo. Siempre debemos procurar actuar con buen juicio, sobriedad; para no pecar, evitemos contristar al bendito Espíritu Santo.
Sea cual fuere lo que produjo tu enojo se nos dice en la Biblia respecto a esto:<<que no se ponga el sol sobre vuestro enojo>>; hay una alusión al mostrar, que la ira no debe continuar; que no debe durar más de un día; que cuando el calor del día haya terminado, el calor de la ira debe haber sido quitada; para que al dormir sobre nuestras almohadas tengamos un sueño tranquilo y buen descanso en la paz de Dios que da a sus hijas.
No permitas que por la maldad de otro, llegue a formarse odio, desprecio en tu corazón. No permitas que ninguna raíz de amargura crezca en tu ser; además, hay un gran peligro el seguir con la ira hasta la puesta del sol que es el momento de la oración, este puede ser interrumpido en gran medida y obstaculizado por la ira.
¡Y no querrás perderte de esta gran bendición!
Guardar el enojo durante la obscuridad de la noche, es dar lugar al diablo el príncipe de las tinieblas.
“Mejor que los rayos de sol siempre te encuentren pacífica y tranquila en los brazos del Señor.”
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