HEBREOS 13:1-2 “PERMANEZCA EL AMOR FRATERNAL. NO OS OLVIDÉIS DE LA HOSPITALIDAD, PORQUE POR ELLA ALGUNOS, SIN SABERLO, HOSPEDARON ÁNGELES.”
El autor de Hebreos dijo: “PERMANEZCA EL AMOR”... seguida de la exhortación a no descuidar la hospitalidad.
Luego añadió un comentario profundo: “…HOSPEDARON ÁNGELES”
Contexto histórico:
Los lectores eran todos judíos cristianos, por lo que conocían bien el A.T. Sabían que el autor de refería a los personajes del A.T.: Abraham y Sara, Lot, Gedeón y los familiares de Sansón (Génesis 18, 19; Jueces 6,13). Cada una de ellas brindó hospitalidad a desconocidos que después de manifestaron como mensajeros angélicos.
Por ello el autor de Hebreos, no quiso decir que si brindamos hospitalidad seremos visitados por seres celestiales de incógnito. Más bien, dio a entender que la hospitalidad frecuentemente brinda bendiciones y recompensas inesperadas. Cuando se brinda hospitalidad, se da una bendición mutua entre el invitado y el anfitrión.
1 PEDRO 4:8-9 “Y ANTE TODO, TENED ENTRE VOSOTROS FERVIENTE AMOR; PORQUE EL AMOR CUBRIRÁ MULTITUD DE PECADOS. HOSPEDAOS LOS UNOS A LOS OTROS SIN MURMURACIONES”
Pedro encomienda a sus lectores”…TENED ENTRE VOSOTROS FERVIENTE AMOR...” y luego dice a continuación: hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.
La palabra griega para “FERVIENTE” comunica la idea de un esfuerzo persistente, sincero y decidido. Sugiere la idea de un músculo tenso por el esfuerzo sostenido de un atleta. Como creyentes, debemos forzarnos a mostrar amor unos a otros hasta el límite. Una manera de hacerlo es mostrar la hospitalidad, de esta manera practicamos el amor ágape.
“UNOS A OTROS...” indica que nos amemos, Oremos, cuidemos, llevemos las cargas unos a otros.
Por lo tanto, la hospitalidad es una prueba concreta de nuestro amor ferviente por Dios y su familia.
Nos da miedo practicar la hospitalidad a pesar de ser un mandamiento y una responsabilidad hacia los demás, que seguido buscamos excusas para no hacerlo.
Pablo insto a los romanos a que practicaran la hospitalidad diciéndoles:
“COMPARTIENDO PARA LAS NECESIDADES DE LOS SANTOS, PRACTICANDO LA HOSPITALIDAD” (Romanos 12:13)
Para poder entenderlo veamos el contexto, el cual comienza en el versículo 12:1-2, donde Pablo dice a los cristianos que se presenten ante DIOS como sacrificios vivos, que no se adapten a este mundo malvado, sino que se transformen por medio de una mente piadosa que conoce la voluntad de Dios.
Luego de estos versículos que desafían al creyente a consagrar su vida a Dios, Pablo dio exhortaciones específicas para explicar, en forma práctica, lo que significa tener una mente renovada y una vida que se conforma a la voluntad de Dios.
Primero, habló de la humildad y el ejercicio de los dones espirituales (versículos 3-8). Enseguida dio una serie de mandatos cortos que van con el tema del amor: “EL AMOR SEA SIN FINGIMIENTO…AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS CON AMOR FRATERNAL” (9-10ª). De esta manera, la exhortación a practicar la hospitalidad se da en el contexto del amor y la vida cristiana sacrificial.
Como cristianas, debemos ser una familia muy unida. Trabajar juntos, amarnos y cuidarnos unos a otros. Esto no será posible mientras las puertas de nuestras casas están cerradas.
La esposa de un conocido comentarista dijo: y cito
“La hospitalidad cristiana no es una opción, ni un asunto de dinero, edad, estatus social, sexo o personalidad. Es un asunto de obediencia” Helga Henry.
Romanos 12:13 dice: “PRACTICANDO LA HOSPITALIDAD” la palabra griega para practicar es “dioko” que debe entenderse como “procurar”, “perseguir”, “seguir”. Normalmente no pensamos en “seguir” la hospitalidad, pero eso es lo que la Biblia indica. El verbo “dioko” señala que debe hacerse un “esfuerzo vigoroso.
ENTONCES “SEGUIR” ES UN VERBO MÁS FUERTE QUE “PRACTICAR”. EN EL NUEVO TESTAMENTO, DIOS NOS DICE: “SIGUE LA JUSTICIA” (1 TIMOTEO 6:11); “SEGUID SIEMPRE LO BUENO” (1 TES. 5:15); “BUSQUE LA PAZ Y SÍGALA” (1 PEDRO 3:11); SEGUID EL AMOR (1 CO. 14:1).
De manera que debemos activamente seguir siempre en la práctica de la hospitalidad, pensar en ella, planear ocasiones en que podamos practicarla, orar por ella.
La hospitalidad exige duro trabajo, puede ser costosa y muchas veces hasta inconveniente, consume tiempo y a veces tensión en la familia, a veces hasta los invitados abusan de la hospitalidad de los hermanos. Pero, es una prueba de nuestro amor por Dios y su familia. Es amor en acción al brindar cuidados a otros.
LETY MARISCAL.
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