A diario vemos a personas que tratan de minimizar la culpa de sus mentiras diciendo: ¡Por supuesto que mentí!
¿no lo hacen todos? ¿Cuál es el problema?
Parte del gran problema es que“es pecado” y el hábito de la falsedad, mentira o engaño, como quieras llamarlo, tiene consecuencias fatales como por ejemplo: Destruye la integridad de una persona, también la convierte en una persona de no fiar, y sus palabras con el tiempo llegan a no tener valor alguno, y como fin tendrá un pago por practicar la mentira que es la destrucción eterna de su alma (Ap. 22:15).
Lo más triste es ver que existe un grupo de mujeres que dicen ser “cristianas”, las cuales se encuentran muy cómodas abrazando la mentira día en día; como la mejor amiga de su lengua, como el mejor adorno de sus labios, ya nada atormenta sus conciencias pues están tan complacidas con ella que la llevan como tesoro en su corazón, olvidándose que “Dios aborrece la lengua falsa”.
Una mujer nacida en Cristo se aparta de su antigua forma de vivir y anda en novedad de vida, desecha la mentira y aprende hablar verdad.
“Por eso, no más mentiras; que todos digan la verdad a su prójimo…” Ef. 4:25.
Una mujer creyente no debe ser imitadora del padre u originador de la mentira que es Satanás el diablo (Jn 8:44).
Su mentira, fue transmitida por medio de una serpiente a Eva, y esto resultó finalmente en la muerte para Adán y Eva. Aquella primera mentira nació de un deseo egoísta e incorrecto. Pues el propósito de Satanás era desviar el amor y la obediencia que la primera pareja humana tenían hacia Dios.
Todas las demás mentiras maliciosas que se han pronunciado desde este episodio entonces han sido también la expresión de un deseo egoísta e incorrecto.
Lo vemos a diario cuando se miente para escapar de un castigo merecido, para beneficiarse a expensas de otros, para conseguir o mantener ciertas ventajas, por recompensas materiales, por chismes, alabanza de los hombres, por vivir en apariencias o hipocresía, por evadir algo o alguien, por juramentos o promesas, por exagerar, por cubrir la mentira de otro, por envidia, etc.
No obstante, también, encontramos a diario a
personas que buscan muchas maneras de engañarse a sí mismos sobre la verdadera naturaleza de la mentira, <disfrazando la verdad>, <eludiendo el tema> o <diciendo que es una mentirilla blanca>
Dios nos ordena a no mentir en los diez mandamientos:
¿no lo hacen todos? ¿Cuál es el problema?
Parte del gran problema es que“es pecado” y el hábito de la falsedad, mentira o engaño, como quieras llamarlo, tiene consecuencias fatales como por ejemplo: Destruye la integridad de una persona, también la convierte en una persona de no fiar, y sus palabras con el tiempo llegan a no tener valor alguno, y como fin tendrá un pago por practicar la mentira que es la destrucción eterna de su alma (Ap. 22:15).
Lo más triste es ver que existe un grupo de mujeres que dicen ser “cristianas”, las cuales se encuentran muy cómodas abrazando la mentira día en día; como la mejor amiga de su lengua, como el mejor adorno de sus labios, ya nada atormenta sus conciencias pues están tan complacidas con ella que la llevan como tesoro en su corazón, olvidándose que “Dios aborrece la lengua falsa”.
Una mujer nacida en Cristo se aparta de su antigua forma de vivir y anda en novedad de vida, desecha la mentira y aprende hablar verdad.
“Por eso, no más mentiras; que todos digan la verdad a su prójimo…” Ef. 4:25.
Una mujer creyente no debe ser imitadora del padre u originador de la mentira que es Satanás el diablo (Jn 8:44).
Su mentira, fue transmitida por medio de una serpiente a Eva, y esto resultó finalmente en la muerte para Adán y Eva. Aquella primera mentira nació de un deseo egoísta e incorrecto. Pues el propósito de Satanás era desviar el amor y la obediencia que la primera pareja humana tenían hacia Dios.
Todas las demás mentiras maliciosas que se han pronunciado desde este episodio entonces han sido también la expresión de un deseo egoísta e incorrecto.
Lo vemos a diario cuando se miente para escapar de un castigo merecido, para beneficiarse a expensas de otros, para conseguir o mantener ciertas ventajas, por recompensas materiales, por chismes, alabanza de los hombres, por vivir en apariencias o hipocresía, por evadir algo o alguien, por juramentos o promesas, por exagerar, por cubrir la mentira de otro, por envidia, etc.
No obstante, también, encontramos a diario a
personas que buscan muchas maneras de engañarse a sí mismos sobre la verdadera naturaleza de la mentira, <disfrazando la verdad>, <eludiendo el tema> o <diciendo que es una mentirilla blanca>
Dios nos ordena a no mentir en los diez mandamientos:
“No hablarás contra tu prójimo falso testimonio” (Éxodo 20:16).
Esta es la falta humana más prevaleciente y más fácil de cometer de lo cual debes tener cuidado, debes guardarte de decir mentiras por más simple que estas sean, ten sumo cuidado no te imaginas cuanta destrucción y dolor ha causado a los que han sido víctimas de las mentiras de otros, y estoy segura que si das una mirada a tu vida pasada sin Cristo, veras cuanto mal causaron las mentiras (propias o dichas por otros).
Ahora como creyente debes tener cuidado de cada palabra que salga de tu boca al responder debes acostumbrarte hablar con verdad no prometas algo que no puedas cumplir ni como esposa, ni como madre, amiga, hija, novia, etc. Si eres creyente. “Que tu, si sea “si;” y tú no sea “no”; cualquier otra cosa que se le añada, viene del demonio” (Mat 5:37).
Desecha también la exageración habla tal y como sucedió.
Recuerda que, ninguna persona puede dañar o engañar a otro sin dañarse a sí mismo, pues todos tienen un interés común y mutuo.
Lo que la mentira tiende a hacer es perder el sentido de lo que es real y Dios quiere que tu conciencia sea limpia y clara ante El; y los hombres en cada situación de tu vida.
Es hora de hacer un alto y examinar con qué frecuencia usas la mentira mira si tu hablar cada día contiene verdad, integridad, sinceridad, y pureza.
Debes aprender a aborrecer la mentira de la misma manera que Dios la aborrece.
La manera más pronta que uno puede aprender hablar con verdad es siendo sincera, Ejemplo:
Pide perdón inmediatamente al que le prometiste algo y no pudiste cumplirla (sea niño o adulto, sea incrédulo o creyente).
Cuando exageres di prontamente ¡disculpa estoy contándote mal los hechos! y vuelve a relatar tal como sucedieron los hechos.
Y por favor no tapes ni seas participe de las mentiras de otros; cuando alguien quiera contarte algo y sabes que te va a comprometer no participes en eso.
¡Empieza ahora! así estarás en paz para con Dios y con tu prójimo.
Que todos te conozcan como ejemplo de mujer cristiana; pero si usas la mentira diariamente como lo hacen las mujeres incrédulas,
¿Quién podrá confiar en ti? y lo primero que se pondrá en juicio será tu fe y ¡eso es muy penoso!
No cedas más a este mal hábito, ni lo pases mas por alto, ya que es propio de los hijos del diablo, mortifica este pecado con la ayuda del Espíritu Santo, crece en santidad; si estas en la luz debes aprender hablar verdad con tu prójimo.
Pide a Dios por la fe en Jesús que te ayude a seguir la verdad, la justicia, y obediencia a Él.
Porque de la misma manera que Jesucristo es completamente verdadero y confiable tanto en Su persona y en Su enseñanza.
Dios quiere que seas confiable en tu persona para tengas que compartir las Buenas Nuevas no sea rechazado por tu mal testimonio.
Así serás imitadora de todas las perfecciones de su Hijo.
Por ello, aquel que tiene comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo, debe exclamar de corazón:
«Aborrezco y desprecio la mentira, pero amo tu ley» (Sal. 119:163).
Esta es la falta humana más prevaleciente y más fácil de cometer de lo cual debes tener cuidado, debes guardarte de decir mentiras por más simple que estas sean, ten sumo cuidado no te imaginas cuanta destrucción y dolor ha causado a los que han sido víctimas de las mentiras de otros, y estoy segura que si das una mirada a tu vida pasada sin Cristo, veras cuanto mal causaron las mentiras (propias o dichas por otros).
Ahora como creyente debes tener cuidado de cada palabra que salga de tu boca al responder debes acostumbrarte hablar con verdad no prometas algo que no puedas cumplir ni como esposa, ni como madre, amiga, hija, novia, etc. Si eres creyente. “Que tu, si sea “si;” y tú no sea “no”; cualquier otra cosa que se le añada, viene del demonio” (Mat 5:37).
Desecha también la exageración habla tal y como sucedió.
Recuerda que, ninguna persona puede dañar o engañar a otro sin dañarse a sí mismo, pues todos tienen un interés común y mutuo.
Lo que la mentira tiende a hacer es perder el sentido de lo que es real y Dios quiere que tu conciencia sea limpia y clara ante El; y los hombres en cada situación de tu vida.
Es hora de hacer un alto y examinar con qué frecuencia usas la mentira mira si tu hablar cada día contiene verdad, integridad, sinceridad, y pureza.
Debes aprender a aborrecer la mentira de la misma manera que Dios la aborrece.
La manera más pronta que uno puede aprender hablar con verdad es siendo sincera, Ejemplo:
Pide perdón inmediatamente al que le prometiste algo y no pudiste cumplirla (sea niño o adulto, sea incrédulo o creyente).
Cuando exageres di prontamente ¡disculpa estoy contándote mal los hechos! y vuelve a relatar tal como sucedieron los hechos.
Y por favor no tapes ni seas participe de las mentiras de otros; cuando alguien quiera contarte algo y sabes que te va a comprometer no participes en eso.
¡Empieza ahora! así estarás en paz para con Dios y con tu prójimo.
Que todos te conozcan como ejemplo de mujer cristiana; pero si usas la mentira diariamente como lo hacen las mujeres incrédulas,
¿Quién podrá confiar en ti? y lo primero que se pondrá en juicio será tu fe y ¡eso es muy penoso!
No cedas más a este mal hábito, ni lo pases mas por alto, ya que es propio de los hijos del diablo, mortifica este pecado con la ayuda del Espíritu Santo, crece en santidad; si estas en la luz debes aprender hablar verdad con tu prójimo.
Pide a Dios por la fe en Jesús que te ayude a seguir la verdad, la justicia, y obediencia a Él.
Porque de la misma manera que Jesucristo es completamente verdadero y confiable tanto en Su persona y en Su enseñanza.
Dios quiere que seas confiable en tu persona para tengas que compartir las Buenas Nuevas no sea rechazado por tu mal testimonio.
Así serás imitadora de todas las perfecciones de su Hijo.
Por ello, aquel que tiene comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo, debe exclamar de corazón:
«Aborrezco y desprecio la mentira, pero amo tu ley» (Sal. 119:163).
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