1Cor 7:13 “Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone”.
7:14 “Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos”.
El evangelio penetra en el mundo en una forma que a veces en cierta familia uno de los esposos llega a ser cristiano pero el otro no.
En estos versículos el apóstol Pablo trata sobre aquellas esposas(os) incrédulos que han consentido la fe de sus esposas(o) creyentes sin problemas.
¿Cómo puede, un cónyuge no creyente ser santificado?Respuesta :
“Santificado”, no se refiere a salvación, esta santificación es matrimonial y familiar, no personal o espiritual, Pablo no está diciendo que el cónyuge no creyente haya llegado a ser moralmente santo o regenerado o que tenga una relación personal con Cristo a través de su pareja cristiana, ¡eso no es así! pues si así fuera no sería llamado incrédulo.
Además el ser humano no puede santificar o salvar a otro ser humano. Lo que el apóstol quiere decir es que, al vivir íntimamente con un cónyuge cristiano, el incrédulo experimenta la influencia de la santidad, debido al poder de Cristo, su influencia como cristiana es más fuerte que la influencia del no creyente.
En cierta forma el cónyuge no salvo recibe bendiciones temporales a causa que el otro pertenece a Dios.
Un cristiano trae la gracia divina a su matrimonio y esta se derrama sobre el cónyuge, lo cual incluso puede llevarlo a la salvación.
Una mujer creyente no debe separarse del marido no creyente por temor de que el incrédulo le vaya a contaminar.
El incrédulo que acepta vivir con un cristiano en quien mora el Espíritu de Dios, cumple con las obligaciones de la institución de matrimonio. Ambos viven en un ambiente de santificación, porque el hogar es consagrado por la lectura y aplicación de la Palabra de Dios y oración (algunos ejemplos: la mujer creyente enseña a su familia agradecer por los alimentos dados por Dios, en casos de salud, falta de trabajo, o algún problema en particular sea con el esposo e hijos ella será la que los guié a conocer de Dios, por medio de la oración, concejos bíblicos, promesas, etc).
¡Cuánto cuidado debería tener una mujer creyente cuyo esposo es incrédulo! ella debe de llevar una vida practica del Evangelio en obediencia constante, de tal manera que su esposo pueda ser influenciado por las cosas del Señor, pero es triste ver como muchas mujeres por el contrario son más influenciadas por las demandas del mundo que se opone a las cosas de Cristo, ella debe esforzarse en trabajar su carácter, irradiar piedad en toda las áreas de su vida, para su buen testimonio, y el Señor ciertamente hará lo suyo.
Un ejemplo en que el esposo o esposa creyente santifica al cónyuge incrédulo es así:
Como el templo santificaba el oro que estaba allí, o así como el altar santificaba la ofrenda que se ponía sobre él. Tampoco el objeto no es santo por sí mismo, sino que lo es por asociación. De igual forma sucede en el matrimonio mixto.
“Calvino escribe, «porque la piedad de uno hace más por ‘santificar’ el matrimonio que lo que la impiedad del otro hace por mancillarlo”.
Pablo también declara que los hijos nacidos en ese hogar, antes o después de la conversión de uno de los cónyuges, son santos:
“De otra manera, vuestros hijos serían inmundos, pero ahora son santos”.
Pablo se refiere en este versículo a los niños criados en un hogar en el que sólo uno de los padres es cristiano. Aunque menciona dos adjetivos (inmundos,y santos) en relación con los niños de matrimonios mixtos, afirma sin lugar a dudas de que son santos, si uno de los cónyuges es cristiano. Esto quiere decir que los niños son consagrados en base a la fe del cónyuge cristiano, y no son declarados inmundos en base a la incredulidad del otro cónyuge.
¡No es hermoso todo esto, que gracia que Dios ha derramado sobre la mujer creyente!
No hay porque temer, ni sentir temor, Dios va Contigo, deberías agradecerle y pedirle que por medio de Su Santo Espíritu te ayude a manifestar esta gracia en tu hogar.
En suma, en la familia la fe triunfa sobre la incredulidad. La presencia de un padre creyente expone a los niños a la bendición y les trae protección divina, protegerá a los hijos de daños espirituales indebidos a través de consejos bíblicos, y muchas bendiciones lo cual en muchos casos incluye salvación.
Al igual que Eunice instruyo en las Escrituras a su hijo Timoteo desde pequeño, la madre creyente debe exponer a la luz de la Palabra a sus hijos.
Recuerda:cuando Dios santifica a Su pueblo, los llama a vivir una vida de constante santidad, y como esposa creyente debes ser de influencia para tu esposo e hijos, no deseches esta bendición que el Señor te ha otorgado, cuídala y úsala tal como El te ha ordenado...
7:14 “Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos”.
El evangelio penetra en el mundo en una forma que a veces en cierta familia uno de los esposos llega a ser cristiano pero el otro no.
En estos versículos el apóstol Pablo trata sobre aquellas esposas(os) incrédulos que han consentido la fe de sus esposas(o) creyentes sin problemas.
¿Cómo puede, un cónyuge no creyente ser santificado?Respuesta :
“Santificado”, no se refiere a salvación, esta santificación es matrimonial y familiar, no personal o espiritual, Pablo no está diciendo que el cónyuge no creyente haya llegado a ser moralmente santo o regenerado o que tenga una relación personal con Cristo a través de su pareja cristiana, ¡eso no es así! pues si así fuera no sería llamado incrédulo.
Además el ser humano no puede santificar o salvar a otro ser humano. Lo que el apóstol quiere decir es que, al vivir íntimamente con un cónyuge cristiano, el incrédulo experimenta la influencia de la santidad, debido al poder de Cristo, su influencia como cristiana es más fuerte que la influencia del no creyente.
En cierta forma el cónyuge no salvo recibe bendiciones temporales a causa que el otro pertenece a Dios.
Un cristiano trae la gracia divina a su matrimonio y esta se derrama sobre el cónyuge, lo cual incluso puede llevarlo a la salvación.
Una mujer creyente no debe separarse del marido no creyente por temor de que el incrédulo le vaya a contaminar.
El incrédulo que acepta vivir con un cristiano en quien mora el Espíritu de Dios, cumple con las obligaciones de la institución de matrimonio. Ambos viven en un ambiente de santificación, porque el hogar es consagrado por la lectura y aplicación de la Palabra de Dios y oración (algunos ejemplos: la mujer creyente enseña a su familia agradecer por los alimentos dados por Dios, en casos de salud, falta de trabajo, o algún problema en particular sea con el esposo e hijos ella será la que los guié a conocer de Dios, por medio de la oración, concejos bíblicos, promesas, etc).
¡Cuánto cuidado debería tener una mujer creyente cuyo esposo es incrédulo! ella debe de llevar una vida practica del Evangelio en obediencia constante, de tal manera que su esposo pueda ser influenciado por las cosas del Señor, pero es triste ver como muchas mujeres por el contrario son más influenciadas por las demandas del mundo que se opone a las cosas de Cristo, ella debe esforzarse en trabajar su carácter, irradiar piedad en toda las áreas de su vida, para su buen testimonio, y el Señor ciertamente hará lo suyo.
Un ejemplo en que el esposo o esposa creyente santifica al cónyuge incrédulo es así:
Como el templo santificaba el oro que estaba allí, o así como el altar santificaba la ofrenda que se ponía sobre él. Tampoco el objeto no es santo por sí mismo, sino que lo es por asociación. De igual forma sucede en el matrimonio mixto.
“Calvino escribe, «porque la piedad de uno hace más por ‘santificar’ el matrimonio que lo que la impiedad del otro hace por mancillarlo”.
Pablo también declara que los hijos nacidos en ese hogar, antes o después de la conversión de uno de los cónyuges, son santos:
“De otra manera, vuestros hijos serían inmundos, pero ahora son santos”.
Pablo se refiere en este versículo a los niños criados en un hogar en el que sólo uno de los padres es cristiano. Aunque menciona dos adjetivos (inmundos,y santos) en relación con los niños de matrimonios mixtos, afirma sin lugar a dudas de que son santos, si uno de los cónyuges es cristiano. Esto quiere decir que los niños son consagrados en base a la fe del cónyuge cristiano, y no son declarados inmundos en base a la incredulidad del otro cónyuge.
¡No es hermoso todo esto, que gracia que Dios ha derramado sobre la mujer creyente!
No hay porque temer, ni sentir temor, Dios va Contigo, deberías agradecerle y pedirle que por medio de Su Santo Espíritu te ayude a manifestar esta gracia en tu hogar.
En suma, en la familia la fe triunfa sobre la incredulidad. La presencia de un padre creyente expone a los niños a la bendición y les trae protección divina, protegerá a los hijos de daños espirituales indebidos a través de consejos bíblicos, y muchas bendiciones lo cual en muchos casos incluye salvación.
Al igual que Eunice instruyo en las Escrituras a su hijo Timoteo desde pequeño, la madre creyente debe exponer a la luz de la Palabra a sus hijos.
Recuerda:cuando Dios santifica a Su pueblo, los llama a vivir una vida de constante santidad, y como esposa creyente debes ser de influencia para tu esposo e hijos, no deseches esta bendición que el Señor te ha otorgado, cuídala y úsala tal como El te ha ordenado...
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