"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios." (2 Corintios 1:3-4)
Ser creyentes en Cristo Jesús no nos libera del dolor y sufrimiento en esta vida.
En estos versículos vemos como el apóstol Pablo primeramente nos dice que nuestros ojos deben estar puestos en el Dios y Padre. Que nuestra alabanza debe ser para Su Nombre, ya que El es la Fuente de toda misericordia.
El Señor es Dios de toda consolación, pero es necesario saber que Su consuelo es en especial para Sus hijos, para aquellos que están en Cristo. El consuelo de Dios nos fortalece y nos da el animo que necesitamos. Dios el Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, están presentes en darnos este consuelo en nuestros momentos de tribulación. Como hijas de Dios, necesitamos ver a nuestros Padre Celestial como fuente única de toda consolación para poder resistir y salir victoriosas de la aflicción.
"Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho." (Juan 14:26)
Es necesario que el cristiano tenga un conocimiento centrado y correcto de Dios y Su Palabra, para así poder entender el sufrimiento. Con un escaso conocimiento de Dios, estamos en peligro de ser fuertemente sacudidos en el tiempo de la adversidad. Así como también, un desbordante conocimiento nos puede poner en peligro de asumir que somos merecedores de tener esta sabiduría por nuestra propia capacidad.
"Si no me ayudara Jehová, Pronto moraría mi alma en el silencio. Cuando yo decía: Mi pie resbala, Tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba. En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma." (Salmos 94:17-19)
Necesitamos saber que cuando la tribulación viene a nuestra vida, si hay en nosotras algún pecado no confesado, esto impide que recibamos el consuelo de Dios. ¿Se ha preguntado alguna vez, si Dios consuela al no creyente? La respuesta es si, el Señor puede hacerlo, pero Su propósito sera para que este se arrepienta.
Sabemos por medio de las Escrituras, o por experiencia propia, que algunas veces el consuelo de Dios para Sus hijos es de inmediato y otras veces tarda, pero debemos perseverar. Su consuelo siempre sera para nosotras, el necesario y el oportuno.
Entonces, que nos enseña Dios en Su Palabra... Que en Cristo esta nuestro consuelo, que nuestro dolor, pena, y angustia le pertenece a El. Que todo por lo cual estemos pasando no es para que naufraguemos, sino para que el Señor sea glorificado y que otros también reciban bendición.
RECORDEMOS QUE... No somos el centro de nuestra aflicción, es para honrar y enaltecer a Dios.
El consuelo de Dios les de paz y fortaleza.
Zenovia G
Zenovia G
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