Al igual que aquel hombre que el Señor mencionó en Mateo 13:44, aquel que halló" la perla de gran precio", nosotros al rendirnos a Cristo experimentamos esa misma acción, rendir toda nuestra voluntad al Dueño y Señor de nuestras vidas. Es un proceso, no ocurre de un día para el otro. Dios va tratando de a poco, con cuidado porque sabe lo frágiles que somos. Somos tan propensos a desviarnos, a claudicar... Pero él es paciente y su amor es inagotable, con precisión Él permite sucesos en nuestra vida que nos llevan a tener que acudir a Él, rendirnos, gemir, entender verdaderamente que dependemos de Él, ya no solo de palabra, éstas pasan a ser algo que antes eran tan solo oídas, a "ahora mis ojos te ven..."Job 42:5.
Pero como en el caso de éste hombre, el halló esta "perla de gran precio" única, irrepetible, extraordinaria, tan afortunado se sentía, que no titubeo, y vendió todo lo que tenía en esta vida. Hemos encontrado, o mejor dicho, Él nos encontró, y ahora que nuestros ojos lo empiezan a ver...a Él, el Todopoderoso Soberano Dios, y nos dice: "Vengan a mi..." Nuestro mayor bien en ésta vida es Cristo, no hay nada mas, nada más...¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas. (Salmo 36)
Pero como en el caso de éste hombre, el halló esta "perla de gran precio" única, irrepetible, extraordinaria, tan afortunado se sentía, que no titubeo, y vendió todo lo que tenía en esta vida. Hemos encontrado, o mejor dicho, Él nos encontró, y ahora que nuestros ojos lo empiezan a ver...a Él, el Todopoderoso Soberano Dios, y nos dice: "Vengan a mi..." Nuestro mayor bien en ésta vida es Cristo, no hay nada mas, nada más...¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas. (Salmo 36)
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