Por Tim Challies
Hace poco me senté con un grupo de adultos jóvenes, hombres y mujeres en su adolescencia y veinte años, y hablamos acerca de la soltería, citas y el cortejo. Finalmente la conversación avanzaba hasta el matrimonio y tanto a las alegrías y las dificultades del matrimonio. Nos dimos cuenta juntos que puesto que estos jóvenes están considerando las relaciones y comienzan a buscar el matrimonio, se preguntan cómo pueden tener matrimonios a prueba de divorcio. Muchos de ellos han crecido rodeados de divorcio y sus efectos. Algunos tienen miedo del compromiso porque tienen miedo de que pueden no ser capaces de mantener ese compromiso.
Un joven preguntó cómo asegurar que la pareja no traiga dentro de su matrimonio una semilla que podría florecer en divorcio. Y no me llevó más de un momento para darme cuenta de que en mi matrimonio y en su matrimonio y en todo matrimonio, ya existe la semilla de divorcio. En todo matrimonio existe un problema, una creencia, una costumbre, un corazón idolatra; de hecho, muchos de ellos – que puede conducir con facilidad y naturalidad a la destrucción completa de la unión. El mundo, la carne y el diablo están comprometidos con la destrucción del matrimonio, y cada uno de esos enemigos trae sus propias semillas del mal. La cuestión no es si esas semillas están o estarán presentes en un matrimonio, sino que haremos con ellas.
Puede ser que en su matrimonio, usted ya ha permitido que la semilla de divorcio crezca. Tal vez ya ha echado raíces y está cavando. Tal vez ya ha asomado la cabeza por el suelo y comenzó a crecer hasta la plena floración. No se desespere. Todavía hay esperanza para su matrimonio. Un matrimonio no se ve perjudicado por la presencia de tales semillas, sino al aceptar, ignorar, o abrazarlas.
Las mismas semillas que pueden llevar a la destrucción también pueden conducir a una mayor fuerza y crecimiento. Aunque las poderosas fuerzas se unan contra el matrimonio, Dios es el creador del matrimonio, y Él está mucho más comprometido con su crecimiento que Satanás en su destrucción.
Cada una de esas semillas que pueden conducir al divorcio representa una oportunidad para la salud. Cada uno es una oportunidad para una pareja de tener una discusión abierta y honesta, para identificar estas semillas, para hablar de ellos, y que se comprometan a permanecer firmes en contra de ellos. Cada una representa una cuestión de tomar al Señor en oración, buscar la fuerza y la protección de Dios. Y, por supuesto, cada uno representa un área en la que la Biblia puede y debe hablar. Esas semillas de error son contrarrestadas y superadas por la verdad de la Escritura.
Stuart Scott lo dice muy bien: “Entre más es renovada (transformada) cada mente por la Escritura, más similar pensará la pareja (Rom. 12:2). Una de las peores cosas que una pareja puede hacer es hacer cambiarse entre sí a semejanza de los demás. Deben cambiar, más bien, a la semejanza de Cristo.” Y ellos cambian al conducirse juntos a la Palabra de Dios día a día, semana a semana, y año tras año.
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