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Bases bíblicas para el divorcio

Por Rick Phillips
Estamos teniendo un gran PCRT en Grand Rapids este fin de semana. Nuestros conferencistas Iain Duguid, David Garner, y David Murray han estado fabulosos en nuestro tema de Santidad y Honor: Una Perspectiva Reformada del Matrimonio y el Sexo. También tuvimos una perspicaz sesión de preguntas y respuestas. Por desgracia, era demasiado corto para contestar incluso la mayoría de las preguntas. Por lo tanto, le prometí a abordarlos aquí en ref21 en los próximos días. Así que aquí va la primera pregunta pendiente de la sesión de PCRT:
“David Murray mencionó que el matrimonio es honrado cuando sólo se termina por razones bíblicas, que son el adulterio y la deserción. ¿Puede explicar esto?”
El Dr. Murray está exponiendo la perspectiva estándar reformada del divorcio bíblico de acuerdo con las Escrituras. Dos textos claves están involucrados. El primero viene de Jesús en Mateo 19. En primer lugar, Jesús declaró el principio, diciendo que una pareja casada "ya no son dos, sino una sola carne lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre." (Mt. 19: 6). A continuación, se planteó la cuestión con él sobre el divorcio y Jesús respondió: "cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, comete adulterio" (Mateo 19: 9).
Nótese que aquí tenemos una excepción a la regla que prohíbe el divorcio entre los cristianos. He escuchado a pastores que los cristianos no podrán divorciarse, sin excepciones. He aquí una buena regla, sin embargo: cuando el propio Jesús usa la palabra "salvo", entonces existe una excepción! En este caso, la excepción es el adulterio. La palabra griega es porneia, y se entiende correctamente, haciendo referencia a la infidelidad sexual en violación del vínculo matrimonial. Cualquier otro divorcio es ilícito y un cristiano que se divorcia sin esta base, Jesús dice, comete el pecado de adulterio.
Hay una segunda situación, sin embargo, que es citado por la Palabra de Dios como causa de divorcio. El apóstol aborda en 1 Corintios 7:15. Él escribe que “pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.” La palabra "servidumbre" significa "obligado"(LBLA) al matrimonio. Una persona que está "obligada" del matrimonio por motivos bíblicos no sólo puede divorciarse sino también puede volver a casarse en la iglesia. En este caso, la base es el abandono. Es decir, un cónyuge deja el matrimonio y se niega a reconciliarse. Note que Pablo dice que debe ser un incrédulo. Puede ser alguien que profese fe en Cristo, pero que reveló mediante su ruptura del vínculo matrimonial que él o ella no es un creyente, en cuyo caso el que rompe el pacto generalmente será excomulgado de la iglesia santa. Por tanto, el cónyuge abandonado es libre para divorciarse y volverse a casar.
Algunas notas son significativos sobre el abandono como motivo de divorcio. En su discurso, el Dr. Murray subrayó que debe ser "abandono irremediable." Por esto, supongo que quería decir que uno de los cónyuges ha rechazado todos los intentos de reconciliación o incluso se ha ausentado físicamente del matrimonio de tal manera que no se puede encontrar. El punto es que no declaramos abandono simplemente cuando uno de los miembros del matrimonio se muda o se va a pasar la noche con sus padres. Es el abandono final, dejando al cónyuge abandonado sin más remedio que poner fin al matrimonio.
En segundo lugar, el abandono es ampliamente utilizado hoy en día en los casos de abuso severo. Puede darse el caso de que un cónyuge no ha abandonado físicamente el matrimonio, pero es tan físicamente o emocionalmente abusivo que el principio del matrimonio ha sido abandonado. En esto, una persona habrá rechazado la autoridad de la Iglesia en la búsqueda de arrepentimiento, lo que resulta en la excomunión. Diferentes iglesias tienen diferentes puntos de vista y prácticas sobre el abuso. En mi punto de vista, el abuso severo puede constituir abandono, pero este principio debe ser practicado con gran cuidado y renuencia. Una explosión de enojo no constituye abandono del matrimonio a través del abuso. Debe ser una situación prolongada y gravemente perjudicial de la que uno de los miembros del matrimonio debe ser protegido a través de la disciplina eclesiástica.
Estos son, pues, dos motivos bíblicos del divorcio, que las iglesias reconocen de la Escritura y se práctica con gran cuidado, tristeza, e incluso reticencia. Es, sin embargo, la enseñanza de la Palabra de Dios y por lo tanto estos dos motivos para el divorcio obliga nuestra creencia y práctica.

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