“Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe”. 1 Corintios 13:1
Desde hace años, el versículo anterior ha llamado mi atención, de por sí la explicación del amor que se da en 1era de Corintios 13 es una de mis partes preferidas de la Palabra, por lo que, uno de mis propósitos, este año fue ser cada día más parecida a ese amor; el cual se encuentra bien definido en actitudes y acciones que deben tenerse y otras que han de ser evitadas.
Siento que Dios ha mirado con suficiente agrado mi objetivo hasta el punto de hacerme ver que aunque debo ser intencional en practicarlo no es algo que pueda lograr en mis propias fuerzas y hoy eso fue evidente para mí, cuando al meditar sobre mi día el Espíritu me ayudó a ver cuán lejos estuve de ese amor.
El Espíritu me hizo ver que mi impaciencia para con los demás e incluso conmigo misma, la falta de bondad en mis gestos, palabras, actitudes y acciones, mi deseo de recibir reconocimiento cuando hago algo y la expresión verbal de mis “hazañas”, me hacen lucir tan jactanciosa y arrogante.
Y continuó mostrándome más, dejándome ver que mientras creía que estaba cerca de parecerme al Amor, no me percaté de la búsqueda de mis beneficios y de que se cumplieran mis necesidades, incluso antes que las de los demás porque yo “soy importante”, cada pequeño momento en que me irrité y tomé en cuenta el mal recibido.
Mi incredulidad, mi deseo de no sufrir, de no esperar y mucho menos de soportar algunas cosas porque “yo merezco más”, me hablaban más del llamado amor propio, amor a mi carne, a mis debilidades, amor a Nathalie, pero ni por un segundo nada parecido al Amor.
Agradezco inmensamente a Dios por mostrarme que mis acciones están muy lejos de Sus propósitos –algo que no es extraño a nuestra humanidad-; hoy también me di cuenta que si decidía continuar en mi carne no llegaría muy lejos… por eso, qué mejor idea que pedirle a Aquel -que más allá de sentir amor- ES el Amor, que me permita conocerle más, porque solo de esta forma llegaré a conocer el amor: El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.1 Juan 4:8.
¡Qué fuertes palabras! Aquí les dejo, para que recordemos las consideraciones sobre el amor de la 1ª Carta a los Corintios:
El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia;
el amor no es jactancioso, no es arrogante;
no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita,
no toma en cuenta el mal recibido;
no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad;
todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero si hay dones de profecía, se acabarán; si hay lenguas, cesarán; si hay conocimiento, se acabará.
el amor no es jactancioso, no es arrogante;
no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita,
no toma en cuenta el mal recibido;
no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad;
todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero si hay dones de profecía, se acabarán; si hay lenguas, cesarán; si hay conocimiento, se acabará.
1 Corintios 13:4-8
Para reflexionar: ¿Estás reflejando el amor de Dios en tus acciones, palabras y gestos en tu diario andar? ¿Eres intencional en mostrarlo? ¿Cuál es tu fuente de amor: Dios, tus relaciones o tú misma?
Clara Nathalie Sánchez Díaz
Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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