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¡Feliz navidad!

Filipenses 2.5–11
Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús SE DOBLE TODA RODILLA de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. 

Hoy el mundo recuerda el nacimiento de Jesús, como un acontecimiento con un tono más comercial que espiritual, lo que muestra la ignorancia del verdadero significado de la encarnación del Dios Todopoderoso.
En éste pasaje el apóstol Pablo nos recuerda la razón por la cual Jesús se encarnó, y fue para morir en una cruz, para dotar de vida espiritual al pecador genuinamente arrepentido que pone su fe en El Salvador.
Así podemos observar dos cualidades importantes que todo siervo de Dios, debe mostrar cada día:

I.- SEGUIR EL EJEMPLO DE LA HUMILDAD DE CRISTO.
Cristo nació para enseñarnos a vivir con humildad, El siendo Dios, se hizo siervo y se humilló hasta la muerte la más cruel, por lo cual debemos despojarnos de todo orgullo, soberbia, posición social o cualquier otra actitud que nos impida mostrar nuestra calidad de esclavas de Dios. (Romanos 6.22).

II.- SEGUIR EL EJEMPLO DE LA OBEDIENCIA DE CRISTO.
Sin importar el costo de la obediencia al Plan Eterno, Jesús soportó el sacrifico más cruel, para así cumplir con la voluntad de Dios Padre.
Hoy nosotras debemos reflexionar en nuestra obediencia a la Palabra de Dios, ¿obedecemos a pesar del costo que represente hacerlo?, o ¿somos selectivas a la hora de poner por obra la voluntad de Dios?
Solo podremos vivir realmente la navidad del Salvador, cuando nos sometamos a su Señorío para seguir su ejemplo, y solo entonces podremos decir ¡FELIZ NAVIDAD!

ROSY ROMO.

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