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El patrón de Dios para las esposas, 1ª Parte

Por John MacArthur

Escritura: Efesios 5:22-24

Esta noche tenemos el privilegio de pasar a la Palabra de Dios, a una gran porción de las Escrituras, como un punto inicial para nuestro mensaje para usted en esta noche acerca del patrón de Dios para una esposa. Efesios capítulo 5, versículos 22 al 24. Y ahí, la Palabra de Dios dice: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia, la cual es Su cuerpo y Él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.”
Dios diseñó que el matrimonio fuera lo mejor que la vida tiene que ofrecer; lo mejor. De hecho, Pedro, de manera apropiada, lo llamó la gracia de la vida. Pero desde la caída del hombre, es todo menos que lo mejor para la mayoría de la gente. De hecho, para la mayoría, el matrimonio comienza en una euforia de emoción y amor y gradualmente desciende a diferentes niveles hasta llegar a la guerra, caracterizándose por la amargura, la falta de contentamiento, la falta de perdón, la separación y el divorcio. Y a lo largo de este proceso, es puntualizado por momentos de tregua. Una lucha que se pierde y la mayoría, en la actualidad, abandona el matrimonio. El diseño original de Dios fue muy claro un hombre, una mujer, juntos de por vida. Lo mejor. Lo mejor.
Pero desde la caída no ha sido un camino fácil para el matrimonio. Se nos recuerda en Génesis 3:16, en donde Dios maldijo al hombre y la mujer por el pecado que ellos cometieron; y el pecado causó la maldición; y la maldición azotó al matrimonio en su corazón. La mujer, como resultado de la maldición, busca controlar y dominar y no someterse; ella quiere el control; esa es la tendencia de la mujer caída. Y Dios manda de nuevo en el Nuevo Testamento: “Porque no permito a la mujer tener autoridad sobre el hombre,” 1 Timoteo 2.
Y el hombre también maldecido es dado un hombre a dominar a la mujer, a enseñorearse de ella aplastándola, sometiéndola. De esta manera, el conflicto y el pecado dejaron su marca y parte de esa marca es el conflicto matrimonial en el interior mismo del matrimonio. Y usted puede añadir a eso el ataque terrible que Satanás lleva a cabo desde afuera. Se nos recuerda que aún antes de que saliéramos del libro de Génesis el matrimonio ha sido atacado de una manera impresionante desde afuera. En el capítulo 4 de Génesis vemos la poligamia, en el capítulo 9 nace la pornografía, en el capítulo 16, el adulterio, en el capítulo 19, la homosexualidad, en el capítulo 34, la fornicación y matrimonios mixtos, en el capítulo 38, el incesto, en el capítulo 38 también se menciona la primera prostituta y en el capítulo 39 se menciona el primer caso específico de seducción.
El conflicto entró en la relación entre un hombre y una mujer desde adentro y desde afuera. Y usted puede añadir a esas cosas del hecho de que usted tiene a dos pecadores, dos pecadores, en la carne con fuertes deseos de hacer lo que quieren, cumplir su voluntad, chocando. La única esperanza para revertir el desastre inevitable al que lleva este tipo de relación es seguir el patrón que Dios ha revelado en las Escrituras. La única esperanza para el matrimonio es ser obediente a la Palabra de Dios y ser capacitado por el Espíritu de Dios.
Por lo tanto, podemos concluir que la esperanza de un buen matrimonio, la esperanza de un gran matrimonio, la esperanza de un matrimonio de bendición, la esperanza de un matrimonio feliz y satisfecho es la salvación, lo cual lleva a uno en una relación correcta con Dios, lo cual minimiza la maldición, lo cual implanta al Espíritu Santo y trae al creyente bajo la autoridad y la obediencia dispuesta las Escrituras. Y entonces, hay esperanza.
En el pasaje que le acabo de leer hay varios puntos obvios que se presentan ahí. Pero el punto primordial es uno que tiene que ver con la sumisión. Y extraemos eso a partir del versículo 21, en donde la responsabilidad general de todo creyente el uno al otro es someterse. Nos sometemos de manera mutua el uno al otro estando más preocupados por el otro de lo que estamos por nosotros mismos, más preocupados por las cosas de otros que por nuestras propias cosas. No mirando por lo nuestro, sino por lo que le preocupa otros; todo eso lo aprendimos a partir del libro de Filipenses, capítulo 2. Debemos ver todas nuestras relaciones con humildad, con abnegación, por así decirlo, sin egoísmo, negándonos a nosotros mismos y con deseo de satisfacer la necesidad de otra persona. Entonces, el espíritu general de toda relación debe ser la sumisión.
Y después, en particular, “las casadas estén sujetas a vuestros propios maridos como al Señor.” Notará que la palabra ‘ser sujetas’ en algunas versiones está en itálicas porque no está en el original, no necesita estar ahí. Él acaba de decir “Someteos unos a otros en el temor de Dios” y después, él dice “las casadas a sus propios maridos.” Obviamente el sujetarse implica eso. Todos nos sometemos en algún punto. Esposas, sométanse a sus maridos. Ellas deben seguir de manera dispuesta el liderazgo, la autoridad de su marido. Esto, y únicamente esto, puede mí minimizar la maldición y revertir el conflicto.
Vemos entonces, en primer lugar, el asunto de la sumisión ahí en el versículo 22. El asunto de la sumisión se introduce de manera clara. “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos.” Por cierto, es muy específico. No está disponible para todos los hombres. No se le dice que se sometan a todos los hombres, sólo a su propio marido. El hombre que ella posee, su propio marido, el que es de ella. Y en esa frase, hay un hermoso sentido de posesión. Él le pertenece a ella y ella, sin embargo, se somete a él. Y ahí está nuevamente este magnífico aspecto mutuo.
Y en el pasaje paralelo al pasaje de Efesios el cual es Colosenses, capítulo 3, usted puede comparar ambos porque dicen cosas idénticas. Dice en Colosenses 3:18: “las casadas estén sujetas a sus maridos.” Y ahí usted tiene la palabra ‘sujétense’ porque no está en el versículo previo y no puede ser por lo tanto verse de manera implícita. Las casadas estén sujetas a sus maridos como conviene en el Señor. Esto conviene, esto es apropiado, esto es correcto, delante del Señor. No es una preferencia cultural. Es un mandato espiritual.
Conviene, por cierto, es una palabra que tiene importancia. Por ejemplo, en la pequeña carta a Filemón, en el versículo 8, se refiere a algo que es obligatorio desde el punto de vista legal. De esta manera, aquí indica un mandato por parte de Dios. También es usado de esa manera en la Septuaginta, el Antiguo Testamento, la versión griega. Por cierto, hay un límite a lo que es apropiado, lo que conviene en esta función de sumisión. No significa que una mujer se somete a su propio marido en aquello que deshonra a Dios. Recordará, no es cierto, cuando en Hechos a los apóstoles se les dijo que no predicaran, ellos respondieron que debían obedecer a Dios y no a los hombres. Si llega a ese punto, usted tiene que escoger obedecer a Dios. Pienso en Vasti en el libro de Ester, la primera esposa del rey. El rey vino a ella y le pidió que danzara de una manera inmoral ante una multitud embriagada y ella se rehusó - y de manera apropiada. De manera apropiada.
Pero en el orden creado y en el diseño apropiado de Dios, es obligatorio por el mandato del Todopoderoso mismo que una esposa esté en sumisión a su marido. Conviene, dice Pablo, delante del Señor.
El liderazgo del marido es asignado por parte de Dios y ella debe reconocer eso y en un espíritu humilde de sumisión amorosa, someterse a ese liderazgo. De nuevo, le recuerdo que esto debe ser fácil de hacer, debe ser muy apropiado, bien entendido excepto por la maldición, excepto por nuestra pecaminosidad y excepto por el ataque que Satanás ha traído en contra del matrimonio para confundir estos asuntos.
Ahora, conforme vemos Efesios capítulo 5 y consideramos estas instrucciones, “las casadas estén sujetas a sus maridos como el Señor,” encontramos que hay algunos pasajes que apoyan esto; y queremos verlos por un momento, antes de que entremos al texto.
Pase a 1 Pedro, capítulo 3. Primera de Pedro, capítulo 3, no abre aún más esta verdad y nos ayuda a entenderla. “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos.” Y ahí usted tiene el mismo asunto. Lo que es interesante en esa pequeña frase “asimismo.” Regrese al versículo 13: “Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, y a a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.” En otras palabras, todo nos sometemos a la autoridad del gobierno. Versículo 18: “Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar.”
Ahora, mantenga esto en mente. Todos nos sometemos al gobierno, al rey, a las autoridades, a los gobernantes. Versículo 15: “Porque esta es la voluntad de Dios.” Versículo 17 dice: “Temed a Dios. Honrad al rey.” No nos dice qué tipo de gobierno, qué forma de gobierno. Cuáles son los estándares morales de ese gobierno; dice que debemos someternos.
Después, en el versículo 18, el mismo tipo de sumisión a su jefe, en el trabajo, sea que él sea bueno y gentil o absolutamente irracional. Esto merece aprobación delante de Dios. “Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente.” Una de las razones por las que no creo en una huelga. No importa lo difícil que su jefe pueda ser en el trabajo, usted lo soporta. Eso encuentra favor delante de Dios, cuando usted sufre injustamente, usted está incrementando su recompensa.
Después, la ilustración más maravillosa de sufrir injustamente, algunas veces bajo la opresión de un gobierno, algunas veces bajo la opresión de un empleador o dueño de esclavos en tiempos antiguos. Pero la ilustración más grande es el Señor Jesús mismo.
Versículo 21: “Porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;” Él nos muestra como sufrir injustamente. Él nos muestra cómo sobrellevar el yugo gravoso del liderazgo injusto. Él sufrió, no cometió pecado. Versículo 22: “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en Su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; quien en el proceso llevó Él mismo nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.” En otras palabras, Cristo sufrió un castigo inmerecido. Él sufrió sin vengarse, sin maldecir, Él no amenazó. Él simplemente se entregó a Dios, tomó Su sufrimiento y al final, tuvo un resultado profundamente significativo. Redimió almas de la raza humana.
Y después usted llega al capítulo 3, versículo 1. Recuerde, no hay divisiones de capítulos en el texto original. “Asimismo vosotras, mujeres.” Esposas. ¿Qué quiere decir “Asimismo”? Como alguien bajo la autoridad del gobierno, como un empleado bajo la autoridad de un jefe, sea que el gobierno sea bueno, malo o indiferente. Sea que el jefe es bueno, gentil, abusivo e irracional. Asimismo, de la misma manera en la que Jesús sufrió injustamente y no hizo nada más que encomendarse a sí mismo a Dios para que Dios sacara de ese sufrimiento injusto un fin glorioso, “ustedes mujeres estad sujetas a vuestros maridos.” La implicación aquí es que realmente no importa qué tipo de marido él es.
Usted dice bueno, tengo un marido que es desobediente a las cosas de Dios, indiferente a Jesucristo, que no es amable ni amoroso, que no es ni bueno ni gentil. Con mayor razón, Pedro dice: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen en la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas.” Alinearse bajo ellos. Más razón si no son salvos, si no obedecen la Palabra de Dios. Algunos no son salvos - está implícito ahí - pero también podría implicar una persona que hizo una profesión de fe en Cristo y no fue obediente a las Escrituras. Con mayor razón debe ser sumisa.
Y nuevamente le recuerdo, como conviene - y el conviene tiene sus límites. No debe someterse si él le manda a usted a hacer algo de manera directa que se opone a la Palabra de Dios o le manda a no hacer algo que la Palabra de Dios le manda a hacer. Pero fuera de esas cosas, por las cuales estaba bajo el mandato de Dios, debe someterse a su esposo, hupotassō, “alinearse debajo de él.”
Y la clave está en los versículos 2 y 3: “Considerando vuestra conducta casta y respetuosa.” Eso es lo que usted quiere que vean. Usted quiere que vean su virtud, su pureza. Y luego en el versículo 3: “Vuestro atavío no sea el externo” sólo externo “de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.”
Usted tiene un marido que es una prueba para usted sea porque él no es salvo o porque es un creyente desobediente. Él no satisface todas sus esperanzas y expectativas para lo que usted deseaba como marido. Él no es lo que usted deseaba y quizás pensaba que era; y está muy decepcionada. Usted está sufriendo bajo su autoritarismo. A él no le importa cómo usted se siente, parece; mayor razón para ser sumisa, mayor razón para demostrarle a él una mansedumbre, una pureza, un tipo de conducta respetuosa. Mayor razón no sólo para adornar lo exterior. Y por favor haga eso, todos valoramos eso. Pero haga más que eso. Más que usar un vestido bonito o usar joyería de oro o peinarse, adorne su corazón en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible que es de gran estima a los ojos de Dios. Y podría decir que es el sueño de todo hombre.
No significa que usted tiene que matar su personalidad. No significa que usted tiene que convertirse en un robot. No significa que tiene que volverse aburrida. No significa que usted nunca da su opinión. Pero en la profundidad de su corazón debe haber gentileza, mansedumbre. Esa parte escondida es preciada a los ojos de Dios. Dios prefiere a una mujer como esa. Como dice 1 Timoteo 2: en silencio, aprendiendo en sumisión. Esto es de gran precio.
Versículo 5: “Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos.” Este siempre ha sido el estándar. Esto no es nuevo. Esta no es alguna tendencia chovinista o de Pedro o Pablo. Esto no es algo que se les ocurrió. Siempre ha sido así. Dios siempre ha deseado que las mujeres tengan un espíritu afable y apacible. Dios siempre ha deseado que adornen la persona escondida del corazón con esas cualidades imperecederas. Él siempre ha deseado que sean sumisas a sus propios maridos. Y nuevamente esa misma frase “sus propios maridos.” No a todos los hombres, las mujeres colectivamente no están bajo el control de todos los hombres. Una esposa está bajo el control de su marido.
Y el versículo 6 nos da una ilustración: “como Sara obedecía a Abraham.” Quiero señalarle que el concepto de sumisión llega eventualmente al punto de obedecer. Ella lo llamó ‘señor’. Ahí hay una idea. “Sí, mi señor.” Hay algo mal con eso. Simplemente no se oye moderno, ¿verdad? Ella lo llamó ‘señor’, ella lo obedeció, “de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.” Y eso surge cuando usted aconseja, inevitablemente cuando le está hablando a una mujer acerca de cómo ella le debe responder al liderazgo de su marido, sea cual sea el tipo de liderazgo. Ella dice: “usted no entiende; es muy difícil. Y a veces temo por el lugar al que me va a guiar. Me da miedo adónde me va a llevar,” y eso es precisamente por lo cual este versículo dice simplemente ‘obedece, llámalo señor, haz lo que está bien y no temas.’
Porque usted se ha colocado a sí misma en un lugar de bendición y protección de Dios. Así como Abraham fue el padre de los fieles, Sara es la madre de las sumisas. Ella es el ejemplo. Abraham es el prototipo de fe, ella es el modelo de sumisión. Sin terror, la palabra es literalmente terror al final del versículo 6. Gran paz, gran seguridad. Es un pasaje tremendo, un pasaje tremendo. Y usted no puede discutirlo. Es demasiado claro y demasiado directo.
Primera de Corintios, capítulo 11 es otro pasaje que demanda nuestra atención conforme pensamos en lo que significa ser sumiso. En 1 Corintios capítulo 11, versículos 3 en adelante, hay una porción fascinante de las Escrituras que trata con la mujer. Comencemos con un recordatorio breve de que en Corinto, un movimiento de liberación de mujeres había llegado. Y quizás había ciertas mujeres cristianas que estaban disfrutando de su nueva libertad en Cristo. Pensando que ahora estaban libres en Cristo, ellas pensaban que quizás ya no necesitaban estar bajo la autoridad de sus maridos y debido a que eran uno en Cristo con él, su igualdad espiritual les daba libertad completa e igualdad completa en todo frente; y por lo tanto estaban sobrepasando sus límites.
Como resultado, estaban trayendo deshonra a la Iglesia y deshonra a Cristo. Y aparentemente, en la sociedad corintia, un velo era el símbolo de sumisión. El símbolo de modestia. El símbolo de mansedumbre. En el pasado, he leído algo acerca de la historia de ese período de tiempo; y descubrí que básicamente había dos tipos de mujeres que no usaba velo. Las feministas, esas que protestaban en contra de la función de las mujeres y las prostitutas, las que prostituían el papel o la función de las mujeres.
Entonces, las que protestaban y las prostitutas se quitaban sus velos. Ése es el trasfondo. Versículo 3: “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.” Pablo simplemente está diciendo esto para mostrarle que hay un principio de autoridad y sumisión que se encuentra desde Dios hacia abajo. No es algo cultural, no es algo que se acaba de inventar. Siempre ha habido en el plan de Dios y en la economía de Dios, un lugar para la sumisión y la autoridad.
Y esa línea de pensamiento, versículo 4: “Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.” Ahora aquí estamos entrando a mayor profundidad a lo que estaba pasando. Las que protestaban en la época de Pablo se estaban rasurando sus cabezas en protesta contra la función femenina.
Versículo 6: “Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra.” En otras palabras, no hay un punto medio. Si usted se lo quita, pues más vale que se quite todo y se rasure la cabeza porque usted ha hecho lo mismo al protestar en contra de los propósitos de Dios. Dios acepta el hecho de que esa cultura tenía ciertas maneras de identificar a las mujeres. Estaban cubiertas y tenían cabello largo. Y ésa era la señal de su femineidad. Cuando querían protestar en contra de eso, se quitaban el velo y se rasuraban la cabeza.
Él dice: ‘si se van a quitar el velo, de una vez procedan a rasurarse la cabeza y únanse a las prostitutas y a las que protestan.’ Entonces, él le dice a las mujeres cristianas que no pueden hacer eso. Su cultura tiene un entendimiento de la distinción entre los hombres y las mujeres. Ésa es una distinción divina. Aunque la costumbre particular no es ordenada por Dios, la distinción sí. Y sea cual sea la manera en la que su sociedad mantiene esa distinción, asegúrese de apegarse a ella no sea que ellos concluyan que usted está peleando en contra de eso. Y si usted se quita la cubierta, podrían concluir que se podrían rasurar la cabeza y unirse a la marcha. Quítense la camisa, como las que cazaban cerdos y estaban con el pecho expuesto, como hablamos la semana pasada, la última vez. Corriendo por todos lados cazando cerdos para probar su femineidad tipo macho.
Por otro lado, en el versículo 7: “Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón.” El hombre no debe usar nada que marque sumisión. Él no debe usar aquello que identifica a una mujer. Ahí atrás en Deuteronomio dice que una mujer no debe usar nada que le pertenece a un hombre o viceversa. Los hombres no deben estar cubiertos. Por cierto, inclusive los judíos que se cubrían la cabeza - todavía lo hacen cuando oran- lo hacen a partir de una mala interpretación de Éxodo 33. ¿Y sabe por qué lo hacen? Ellos dicen que porque Moisés se cubrió el rostro. Ese es un asunto totalmente diferente. Él se estaba cubriendo su rostro para que ellos no pudieran ver la gloria de Dios desvaneciéndose como dice 2 Corintios 3; pero no tenían nada que ver con que Dios quería que los hombres lo hicieran en sus tiempos de oración. Entonces, los hombres deben estar descubiertos. Debido a que son la imagen y gloria de Dios, dice, en este asunto en particular, en un sentido refleja algo del propósito de creado de Dios, que el hombre es la imagen y la gloria de Dios y la mujer en la gloria del hombre. Ella encuentra una gloria reflejada. Es como si dijera que el hombre es el sol y la mujer es la luna, quien brilla debido al brillo del hombre que brilla en ella. El orden creado apoya esto. Versículos 8 y 9: “Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.”
Entonces, el orden de la creación ha colocado al hombre en el lugar de autoridad y liderazgo; y a la mujer en el lugar de la sumisión. Ella debe mantener la marca de esa sumisión lo cual en esa cultura en el cabello largo y el velo. Eso tiene sentido, eso encaja con el orden creado y ustedes cristianos no deben violar eso. Si van a violar eso es simplemente porque creen que están libres en Cristo. Entonces, adelante, rápense y únanse a las prostitutas y a las que protestan. Ustedes han desacreditado las distinciones que Dios ha hecho.
Después en el versículo 10 él añade otro pensamiento: “Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles.” Eso es muy interesante. Lo que está diciendo es que los ángeles reconocieron el principio de autoridad y sumisión. Sin duda alguna, Dios le ha dicho a los ángeles como Él ha diseñado que el hombre y la mujer vivan juntos. Sería algo muy curioso para los ángeles debido que entre los ángeles no se casan ni se dan en casamiento. Y entonces, está fuera la esfera de su experiencia la comprensión; y de esta manera, tienen una curiosidad de un extremo por entender la relación entera. Ellos entienden la autoridad y sumisión, ellos entienden la autoridad de Dios y Cristo y el Espíritu Santo. Y ellos entienden que inclusive hay rangos de ángeles, hay principados y potestades y gobernadores, hay querubines y serafines. Y ellos entienden todo eso.
Pero con respecto al hombre y a la mujer y cómo se relacionan, ellos están muy preocupados por ver el orden de Dios manifiesto en la Iglesia. Sin duda alguna, Dios les ha expresado a los ángeles que la maldición y la caída, lo cual hizo que el matrimonio entrara en caos, puede ser minimizado a través del poder del Espíritu Santo, a través de la salvación. Y ustedes pueden ver a la Iglesia y tener al menos un vistazo de lo que la intención original para el matrimonio era. Y entonces para los ángeles, mantengan el símbolo de autoridad en su cabeza, mujeres. Mantengan su femineidad sea cual sea el símbolo de su feminidad, manténgalos.
Y en esa sociedad y en la mayoría de las sociedades, es el cabello largo y una cubierta, un velo. Inclusive los ángeles reconocieron ese principio; y el propósito sería , claro, que los ángeles al ver esta obra maravillosa en la cual Dios ha traído la mitigación de la maldición y ha traído a un hombre y a una mujer juntos sin el conflicto y la guerra y la hostilidad en Cristo; y por el Espíritu esto causaría que los ángeles dieran gloria Dios. Entonces, la gloria a Dios entre los ángeles es el punto.
Luego los versículos 11 y 12: “Pero en el Señor,” simplemente para asegurarse que no lo malinterpreten, “ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.” En otras palabras, hay dependencia mutua. El hombre lidera a la mujer, pero la mujer da a luz al hombre. No crea que esto significa que debido a que hay autoridad y sumisión hay una desigualdad espiritual. Que hay una desigualdad humana, que hay una desigualdad personal. No la hay.
Hay una interdependencia hermosa. Lo que es distinto son las funciones. No es la inteligencia, no es la capacidad espiritual, no es la capacidad mental, no la capacidad social, no la sabiduría, sino los roles. Entonces, las mujeres cristianas no deben pensar que su igualdad en su posición espiritual delante de Dios y su gran libertad en Cristo han hecho a un lado el orden creado de Dios y han sustentado un diseño espiritual benéfico para ellas.
Otro pasaje al que debemos llevarlos está en Tito capítulo 2. Y tan sólo los presentaré en esta noche y luego regresaremos en nuestro próximo estudio y lo veremos con mayor detalle.
Pero en Tito capítulo 2 hay algo de instrucción comenzando en el versículo 3 hasta el versículo 5 que apoya este concepto de sumisión. Y escuche con mucha atención lo que voy a decir a continuación. Toma el concepto de sumisión a su marido y lo extiende al rango de los deberes en el hogar. Comienza a desarrollar los deberes.
Dicen el versículo 3: “Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos…” Eso viene primero. Amor no puramente en un sentido emocional conforme hablamos de enamorarse y todos los sentimientos que tenemos sino amor en el sentido de devoción abnegada al deber privilegiado al cual usted ha sido llamada bajo el liderazgo y la protección de él, amar a sus maridos, “…y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.” Una razón muy importante.
En los versículos 3 al 5 usted tiene una serie de mandatos cortos, muy breves, pero con implicaciones inmensas y de muy largo alcance. Y lo que está en juego es la palabra de Dios que no sea blasfemada. Cuando usted ve a este movimiento de liberación de las mujeres atacando a la Iglesia, el primer punto de ataque la palabra de Dios, ¿no es cierto? Atacan a las Escrituras, tuercen todas las Escrituras, las cambian, las reinterpretan, tienen toda esta interpretación revisionista. Y pasa de ahí a lo peor cuando llegan hasta producir biblias en el nombre de Dios es ella o ella/él en la biblia que es políticamente correcta.
Pero siempre las mujeres, en el marco del cristianismo, que quieren salirse de su función ordenada por Dios, deben atacar la palabra de Dios y no sólo es ataque directo - al cual se está haciendo referencia aquí - sino uno indirecto que viene por el hecho de que cuando las mujeres no obedecen lo que la Palabra de Dios dice, entonces esas personas que están viendo eso y sabiendo eso van a concluir que no pensamos que la Biblia es realmente tan importante, ¿verdad? Entonces, la Palabra de Dios es deshonrada, la Palabra de Dios es disminuida y se le resta importancia. Y no debemos hacer eso.
Damas, ustedes deben seguir estos patrones por causa de su propio gozo, por causa de la bendición de Dios, por causa de hacer del matrimonio la gracia de la vida que Dios quiso que fuera por causa de mostrarle al mundo que nos ve que obedecemos la Palabra de Dios porque creemos Dios la ha dado, es obligatoria y es la fuente de bendición. Mucho está en juego cuando las mujeres quieren su independencia. Ellas destruyen al matrimonio y arruinan su testimonio menospreciando la Palabra de Dios, la cual en el Salmo 138:2 dice que Dios es exaltado a través de Su nombre.
Betty Friedan, regresando al año 1963, una de las primeras líderes del movimiento feminista escribió un libro. Les dijo a las mujeres en el libro que dejaran sus hogares y fueran a trabajar. Y fue realmente una especie de bomba que popularizó el movimiento feminista. Veinte años después, nadie menos que Betty Friedan escribió otro libro llamado La segunda etapa. Y en ese libro ella dijo esto: “el feminismo ha fracasado y animo a ustedes, mujeres que trabajan, a que dejen el trabajo y vuelvan a casa.” Un experimento de 20 años fracasó y todavía está fracasando de manera miserable. Ella comenzó con tanto machismo femenino incorporado que es casi imparable.
El símbolo número uno de la rebelión de la mujer en contra de Dios es la esposa independiente que trabaja. Más del cincuenta por ciento de todas las mujeres están en la fuerza laboral, más de 50 millones de madres que trabajan, la mayoría de ellas con hijos en edad escolar o más jóvenes. De hecho, casi la mitad de las mujeres con niños que tienen menos de seis años de edad, trabaja. Dos de tres, porque las mujeres jóvenes guían el desfile en estas tendencias de trabajo. Dos de tres niños de tres a cinco años de edad pasan parte de su día en instalaciones fuera de su hogar. Dos de cada tres.
Las mujeres han abandonado el hogar. Están peleando por su independencia. Y la sociedad las ha apoyado con un apoyo tremendo, tremendo.
Pienso, simplemente me acaba de venir a mi mente Ana. Dice en 1 Samuel 1:21 que su marido Elcana subió con toda su casa a ofrecer su sacrificio anual a Jehová y pagar su voto. Él simplemente iba al templo a cumplir con su obligación anual religiosa y le pidió que fuera. Ana no fue. Simplemente era un viaje de ida y vuelta. Ella le dijo a su marido: “No voy a ir hasta que el niño sea destetado.”
Literalmente - en el hebreo - hasta que esté totalmente preparado el niño. Ella ni siquiera fue en un viaje si estorbaba de alguna manera la atención que ella necesitaba dar a ese hijo. El abandono del hogar, el abandono de los hijos, el aislamiento de la mujer como la mujer trabajadora independiente claro que incrementa la unión ya maldecida y golpeada que conocemos como matrimonio.
Felice Swartz, en la revista Mujer trabajadora escribe, y cito: “Para el año 2000, cuando los niños de la generación actual de las mujeres de carrera estén emergiendo de sus años de adolescencia, la polarización de los sexos que colocó a las mujeres en la casa al final de la etapa de crianza en el espectro y a los hombres en la oficina en la etapa de trabajo final del espectro, habrán desaparecido con todos sus estereotipos.” Fin de la cita.
Claro que sabemos que el gobierno de los Estados Unidos ofrece incentivos fiscales para aquellos que contratan a nanas para que puedan irse a trabajar. Los matrimonios están siendo abandonados, las familias están siendo abandonadas, los resultados son absolutamente devastadores. Estas personas que promueven a la esposa que trabaja independiente, no sumisa, apelan a su orgullo, apelan a su autoestima, s su orgullo. Apelan, por así decirlo, al pecado de ella diciéndole que deje su función de esclava y adquiera algo de dignidad como una verdadera persona. Apelan a su lujuria por cosas materiales, apelan a su deseo que ya es fuerte por dominar. Y tristemente, tristemente, tristemente, las mujeres y madres que trabajan y que no son sumisas contribuyen a hijos perdidos, a delincuencia, falta de entendimiento de funciones ordenadas por Dios, rebelión, soledad, adulterio, divorcio - lo que se le ocurra.
No están bajo la sumisión a sus propios maridos, no están en su hogar y los resultados son desastrosos. Cuando usted atenta contra el orden de Dios, todo se desmorona. Todo. El verdadero llamado de una mujer es estar en el hogar, ser sumisa a su marido, seguir la guía de su marido, cuidar de sus hijos, cuidar de su hogar.
En 1 Corintios, capítulo 7, le voy a mostrar simplemente un par de pasajes más y después le voy a dar algunas ilustraciones interesantes. Primera de Corintios capítulo 7, versículo 34. En cierta manera este es un comentario implícito, pero es simplemente poderoso, absolutamente poderoso.
En 1 Corintios 7, Pablo habla acerca de muchas cosas con respecto al matrimonio y a la personas divorciadas y a las vírgenes que nunca se han casado. Pero cerca de la última parte del capítulo, él está presentando algunas ventajas de ser soltero, algunas ventajas de ser soltero. Y escuche, ser soltero puede ser una bendición tremenda como le he dicho a muchas parejas jóvenes. Lo único peor que desees estar casado es desear no estarlo. Entonces, debes asegurarte antes de que hagas eso, que realmente es el propósito de Dios para ti. Si puedes quedarte soltero, la vida es más simple.
Versículo 34: “Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.” En otras palabras, ahora la mujer divorciada es soltera y la virgen nunca se ha casada, lo único en lo que realmente deben concentrarse es aquello que tiene que ver con el Señor. Cómo ser santa en cuerpo y espíritu.
Pero ve al final del versículo: “Pero la que está casada está preocupada en las cosas del mundo.” ¿Qué cosas en particular? “de cómo agradar a su marido.” Para eso vive. No debe ser un lugar de conflicto. Debe ser un lugar, una situación en la que la mujer de manera dispuesta se somete al liderazgo de su marido y busca cómo puede agradarle a él.
Ahora alguna de ustedes, mujeres, simplemente están recibiendo esto y preguntan ¿qué hay acerca del tiempo igual? Eso llegará, eso llegará. Simplemente continúe viniendo los domingos a la noche, esperen hasta que lleguemos a esos hombres. Usted cree que está sufriendo, ¡no ha visto nada todavía!
Primera de Timoteo 2:15, Primera de Timoteo 2:15: “pero la mujer será salvada,” salvada, librada, cualquiera de esas, “a través de la crianza de los hijos si continúa en fe y santificación del amor con modestia.” Es un versículo increíble. Antes, en ese pasaje, versículo 9: “Las mujeres deben arreglarse con ropa apropiada, modesta y discreta, no desplegando todo su oro y perlas en todo su cabello para desfilar su riqueza y usando atuendos costosos.”
Por cierto, él está hablando aquí acerca de la adoración, capítulo tres, versículo 15, cómo deben conducirse la Iglesia. Y entonces, él está diciendo cuando vengan a adorar, no se arreglen como si fuera una boda o algo así. Sino que deben arreglarse, adornarse de manera apropiada como para la adoración. Y lo hacen a través de buenas obras como conviene a mujeres, como es apropiado para las mujeres que dicen ser piadosas. Luego dice “la mujer aprenda en silencio con toda sumisión.” Ahí está nuevamente la idea completa de la sumisión de la mujer.
Ella viene, escucha la instrucción con sumisión total. Versículo 12: “Porque no permito a una mujer enseñar o ejercer autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio.” En el orden de la Iglesia, las mujeres no enseñan, las mujeres no predican, se sientan, escuchan y aprenden. Esto no es algo nuevo. Eso es porque Adán fue primero creado, después Eva. Y Adán no fue engañado sino que la mujer siendo engañada, cayó en trasgresión. Tanto por, ¿está listo para escuchar esto? Por el orden creado como por la vulnerabilidad. Una mujer no está en el lugar de autoridad. Ella necesita estar bajo la protección de su marido no sea que ella sea engañada y ése es el diseño original al crear a Adán primero y a Eva para que fuera su ayuda idónea.
Usted entonces pregunta si la mujer es una ciudadana de segunda clase. No. Versículo 15, y la mujer será salvada de algún tipo de estigma que ella lleva porque ella fue engañada, ella guió a la raza entera el pecado, la conclusión es que ella es, como Pedro dijo, el vaso más frágil. Ella necesita cobertura y protección. Ella guió a la raza al pecado cuando abandonó esa cobertura y protección, se salió de la autoridad de su marido, actuó de manera independiente y guió a la raza humana entera el pecado. Cuando ella hizo eso, adquirió un estigma para todas las mujeres. ¿Cómo puedo ser quitado ese estigma? Aquí está, versículo 15.
Ella es preservada de ese estigma al criar hijos. Si esos hijos continúan en fe y amor y santificación con modestia. Una vez, una mujer guió a la raza al pecado. El estigma que esa mujer lleva puede ser revertido cuando una mujer cría a una generación piadosa de hijos. Eso es lo que él dijo. Ése es el equilibrio maravilloso, mientras que los hombres son los que dan las órdenes, las mujeres son las que tienen toda la influencia. Son las que abrazan esas pequeñas vidas en su corazón y los crían en esos primeros años. Son las que toman todo el tiempo en curar esas pequeñas heridas y ayudarles a enfrentar los diferentes asuntos de la vida diaria.
Nosotros nos aparecemos para dar órdenes por todos lados. Desarrollamos la teología, pero ellas la tienen en sus corazones. Siempre me rio cuando veo a estos grandes atletas y nunca he visto ninguno que diga ‘hola papá’. Lo único que hacen es decir ‘hola mamá’. Estos gigantes enormes, que están ahí decapitándose uno al otro, diciendo: ‘hola mamá’. De hecho, siempre oímos esto. Hablamos con entrenadores y ellos nos dicen que ‘usted no recluta atletas, sino que recluta a sus madres.’ Si usted le cae bien a la mamá, ya entró. La mujer revierte el estigma de haber guiado a la raza humana al pecado cuando ella cría hijos piadosos.
Ese es el maravilloso, maravilloso llamado de una mujer. El dominio de su hogar, ella es cuidadora de su casa, una trabajadora en casa, ama a sus hijos, ama a su marido, es sumisa. No puedo resistir definir aún más la magnificencia de este rol en Proverbios 31.
Pase a Proverbios 31, simplemente me voy a referir brevemente al texto y luego voy a cerrar con un par de ilustraciones que son muy poderosas. Pero el capítulo 31 habla de una mujer virtuosa y esta es una gran, gran descripción de una mujer excelente. Comenzando en el versículo 10 de Proverbios 31. Caballeros, éste es el tipo de mujer con el que ustedes sueñan; esto es lo que toda mujer debe desear ser.
“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?” Es difícil encontrar una. “Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado.” Encuentre en primer lugar una mujer en la que puede confiar. Puede confiarle todo, confiar en ella en el área de relaciones, confiar en ella en el área de sus hijos, confiar en ella en el área del dinero, confiar en ella en el área de las posesiones que usted tiene, confiar en ella en el área de sus relaciones. Ella no va estar por todos lados atacando esas relaciones. “Y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida.”
Esta es una mujer sorprendente. “Busca lana y lino, Y con voluntad trabaja con sus manos. Es como nave de mercader; Trae su pan de lejos.” Ella va a ir a cualquier lugar para encontrar una oferta. Una mujer sorprendente. Trabaja con sus manos, va a todos lados con sus cupones. Versículo 15: “Se levanta aun de noche y da comida a su familia...” Tengo tantos recuerdos de eso como niño, tengo tantos recuerdos de las mañanas de mi vida; y no despertarme por una alarma, sino por el aroma que salía de la cocina.
“Da comida a su familia y ración a sus criadas.” Esta es una mujer muy empresarial. “Considera la heredad, y la compra, Y planta viña del fruto de sus manos.” Tiene dinero y planta una viña. De alguna manera, tiene algún tipo de empresa ahí en su casa y ha podido ganar algo de dinero para ayudar. “Ciñe de fuerza sus lomos, Y esfuerza sus brazos.” Probablemente no porque iba al gimnasio sino porque trabajaba. “Ve que van bien sus negocios; Su lámpara no se apaga de noche.” Se acuesta tarde, se levanta temprano. La vida era difícil en esos días. Si usted quería ropa, usted la hacía. Si quería comida, la hacía. Si quería algo de alimento para comer, lo cosechaba. Entonces, tenía que tener un campo.
Entonces, cuando usted se casaba con una mujer para proveer comidas, esto significaba que ella tenía que comprar un campo, arar un campo, cosechar un campo, hacer la comida mientras que usted estaba haciendo lo que fuera, negocios en la ciudad.
“Aplica su mano al huso, Y sus manos a la rueca.” Ella está tejiendo abrigos. Puede llegar a ser frío en esa parte del mundo en el invierno. “Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso. No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles. Ella se hace tapices; De lino fino y púrpura es su vestido.” No sólo tienen prendas de ropa cálida, sino que son hermosas. ¿Y sabe una cosa? “Su marido es conocido en las puertas.” Ellos lo conocen como “Oh, sí ese es el marido de tal y tal. Si, conozco a ese hombre.” “Su marido es conocido en las puertas, Cuando se sienta con los ancianos de la tierra. Hace telas, y vende, y da cintas al mercader.” Así es como ella gana algo de dinero para comprar ese campo. “Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir.” ¿Por qué? Porque ella planifica.
“Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua.” ¡Hombre, qué tipo de modelo es ella para sus hijos! “Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde. Se levantan sus hijos y la llaman ‘bienaventurada’; y su marido también la alaba: Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada. Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos.”
Todo opera en torno al hogar, ¿no es cierto? y al marido y a los hijos y a los necesitados. Ahí es donde una mujer debe entregar su vida. A algunas mujeres, ahora se les ha promovido toda esta idea feminista, algunas mujeres toman su portafolio, se ponen su traje sastre y salen a la oficina y así viven. Y ahora de pronto, 10 o 15 años después, hay un vacío terrible en sus corazones. Muchas de las mismas mujeres que en sus años veintes buscaron una carrera, no querían tener hijos que se entrometieran en sus vidas; y ahora se encuentran a sí mismas en sus treintas y cuarentas con una soledad, una terrible insatisfacción, un vacío, un sentido terrible de insatisfacción y la realidad de que perdieron el verdadero propósito de la vida y nunca pueden volver a recuperarlo. A pesar de sus éxitos mundanos y un conjunto indefinible de anhelos y algunas de ellas comienzan a ver la maternidad como la experiencia que desean. Quieren tener un bebé y usted las oye decir eso todo el tiempo.
Esta actitud percibe a la maternidad como algún tipo de mérito femenino. Ya conseguí mi carrera, ahora tengo mi dinero y hará quiero tener mi bebé. Quiero mostrarle al mundo que puedo hacerlo, ese es mi próximo logro, mi próximo mérito personal. He sido una abogada exitosa y ahora les quiero mostrar que puedo ser una madre exitosa.
No obstante, los hijos, no son un premio que ganar, no son una meta que alcanzar, no son una manera de proclamar la feminidad de nadie. No son alguna pequeña muñeca que usted viste en una tienda de niños mejor que como está vestido el niño de cualquier otra persona. No son alguien para llenar su ego lastimado y su vida insatisfecha.
Una mujer dijo “Tengo la casa, tengo los automóviles, tengo la casa de vacaciones, he tenido la carrera, ahora lo único que necesito es un par de hijos. Me imagino que ella pensó que ella podía llegar a ser un monumento a la femineidad. Las mujeres que ven el tener hijos como un medio de satisfacción personal, realmente no entienden el tema. En primer lugar, porque si lo único que quieren es una experiencia, una experiencia muy temporal, pero ese niño va a estar aquí por mucho tiempo y va a hacer muchas demandas que tiene muy poco que ver con la satisfacción personal de uno. ¿Se ha dado cuenta de eso?
En segundo lugar, esa manifestación de vivir centradas en sí mismas subestima el propósito y la importancia de la maternidad como Dios la diseña y normalmente sentencia a ese pequeño niño a una vida atrás trágica. Esta es la perspectiva sentimental, romántica de la maternidad. Y ese sentimentalismo es, peligroso porque en cualquier momento en que las emociones están manejando el automóvil, terminamos en una zanja. Los bebés se despiertan en el medio de la noche, los bebés enferman y hacen un desastre y algunas veces, los bebés mueren. Y admito que el lado tierno, dulce y emocional de la maternidad es preciado; pero sólo cuando la razón determinada y la disciplina bíblica con mucho trabajo duro está guiando el proceso.
Las mujeres cristianas necesitan tener una perspectiva de la maternidad anclada en las Escrituras, no en sus emociones. Usted no va a aprender la maternidad en ningún lugar fuera de la Biblia. Usted no va a aprender de un anfitrión en un programa de televisión. Usted no lo va a aprender de algún artículo de una revista en el supermercado. Usted no va a aprender la maternidad de clases acerca de la autoestima. Una perspectiva saludable, piadosa de la maternidad sale de la Palabra de Dios. Y tiene que ser aprendida ahí. Y veremos eso los propios próximos días. La maternidad no es una idea romántica. Es una tarea dada por Dios que encaja con el diseño de una mujer y es lograda de manera gozosa mediante el trabajo duro a través de la gracia y provisión de Dios.
La maternidad piadosa no se enfoca en el pequeño niño bonito. No se enfoca en la infancia. Permítame decirle, la maternidad piadosa se enfoca en la edad adulta desde el comienzo. Se enfoca en el objetivo a largo plazo, el cual es tener hijos e hijas maduros, piadosos que vivirán para traer honra y gloria a Dios. Ése es el llamado escritural de la maternidad espiritual. Eso es lo que Dios quiere. Aquellos que no conocen a Cristo, ni siquiera pueden verlo de manera apropiada; pero los que lo conocen deben verlo de manera apropiada.
Hace dos semanas atrás recibí una carta, una carta que realmente rompe el corazón. Escuche lo que dice: “Recibí su serie de cintas acerca de la familia que me regaló mi suegra para Navidad. Usted tenía razón, cuando comenzó la cinta acerca del deber y las prioridades de la esposa, tenía razón al decir que haría enojar a muchas personas.
Derramé muchas lágrimas escuchándolo. Realmente llegó a la médula del asunto cuando habló de la putrefacción moral de las familias y los niños, de las madres que trabajan. La razón por las lágrimas es que yo soy una madre que trabaja. Tengo cuatro hijos de edades 11, 10, 3 y 1 y medio. Y he trabajado a lo largo de toda sus vidas. Creo que he perdido la conexión con mi hijo de 11 años; y eso me preocupa conforme él ya se está acercando a la adolescencia. Mis bebés atraviesan por una privación tremenda de su madre diariamente. Mi hijo de 10 años expresa su frustración en contra de todo el mundo. Mis hijos mayores van a una escuela cristiana particular y eso demanda mucho tiempo de tarea en las tardes. Llego a casa, después de haber estado fuera 9 a 10 horas, tengo que cocinar la cena, enfrentar las lágrimas, a bebés que no obedecen y tratar de no permitir que los que son mayores se sientan que no los he descuidado porque estoy demasiado cansada y no tengo tiempo en la tarde para trabajar en sus necesidades.
Me encantaría quedarme en casa y cuidar de mi casa, pero no tengo alternativa. Mi marido ha escogido arruinar su carrera y nuestras vidas al involucrarse de manera egoísta en las drogas y alcohol. Después de cuatro años turbulentos, nos separamos cuando descubrí que él llevaba a los bebés al parque y estaba bebiendo. Temí que él pudiera tener un accidente con ellos u olvidarse que los tenía con él. He sido colocada en la posición de ganar el pan para esta familia; y lo resiento profundamente. Está destruyendo a mi familia. Estoy perdiendo la parte más importante de mi vida, el criar a mis hijos.
Y la parte de mí que los está criando no es la parte de mí que me gusta. Estoy cansada, enojada y frustrada todo el tiempo. Qué maravilloso ejemplo… Mamá, el harapo. Cuando nos separamos, le dije a mi jefe… Separada de mi marido… Y me dijo que llamara a mi pastor de inmediato. En cierta manera, siendo algo nueva en la Iglesia, no podía entender lo que mi pastor podía hacer. Le conté a mi pastor unos cuantos días después; y él dijo que lo lamentaba mucho y que él oraría por mí. Durante la separación inicial, no asistí a la Iglesia por un mes. Continué leyendo mi Biblia diariamente y escuchando cintas y programas de ministerios de radio.
Durante ese mes, no recibí una sola llamada ni de mi iglesia o de mi pastor. Llenábamos tarjetas de asistencia semanal y varios amigos están en posiciones de ministerio que conocen nuestra situación. Cuando regresé a la iglesia, nadie preguntó cómo estaban las cosas. Fue entonces, en ese momento, cuando le pedí a mi jefe si podía trabajar en casa, para poder ahorrar en los costos de la guardería. Él es cristiano y estos costos están enviándome al borde, al precipicio financiero. Y la respuesta fue no. Creo que fui ingenua al pensar que mi iglesia o mi jefe cristiano me podrían ayudar de alguna manera.
Cuando lo escuché usted y a sus pensamientos acerca de la obligación de la Iglesia para con las mujeres con hijos, no pude parar de llorar. Me sentí tan desamparada por mi pastor como también mi iglesia y mi jefe cristiano. Bueno, no escribí esto para quejarme. Sólo quería que supiera cuánto valore sus mensajes y cómo realmente usted me ha tocado. Usted me ha dado el incentivo para orar de manera apasionada porque Dios cambie mi situación para que yo pueda hacer lo que debo hacer. Ser una cuidadora de mi casa y de mis hijos.
También oro por mi marido. Continúe enseñando la Palabra de Dios, no importa si desfigura caras. Simplemente, nos hace abrir nuestros ojos y reevaluar cómo vivimos nuestras vidas. Es triste, no es cierto, en cierta manera, que esto pasó y no hay manera de regresar.” Fin la cita.
Ahí acaba la carta. El asunto de la sumisión es tan claro en las Escrituras. Amar al marido, dedicarse al hogar, ése es el llamado de Dios para las mujeres. Bueno, ése es un versículo, versículo 22. Y ni siquiera es todo el versículo. Hablamos del tema de la sumisión. La próxima vez, hablaremos de la manera de la sumisión. El motivo para la sumisión. El modelo de la sumisión y la magnitud de la sumisión.
Padre, te damos gracias por Tu Palabra la cual es tan clara. Señor, nos has dado un plan y si lo seguimos, somos bendecidos. Oro por esta querida mujer, oro por ella, oh Dios, que de alguna manera la coloques en una posición en donde ella puede estar con su familia. Su marido, quien dice ser cristiano, Señor, lleva a cabo Tu obra en su vida. Llévalo al compromiso, únelos, vuélvelos a unir para que él pueda ser el proveedor y el apoyo y el líder y la fortaleza y el gozo del corazón de ella. Señor, sabemos que esa debe ser la oración de muchas, muchas mujeres.
Te damos gracias por esta Iglesia, la cual está tan dispuesta a ayudar a esas mujeres que han perdido a sus maridos y a apoyarlas para que se puedan quedar en casa y cuidar de los hijos que tienen. Señor, ¡el ideal ha sido tan devastado! Levanta una generación de jóvenes, Señor. Aquellos que ahora están contemplando el matrimonio, que están casándose o que se acaban de casar. Señor, haz que ellos tomen las decisiones correctas. Que corrijan donde necesitan corregir, perdón para aquellos que han fracasado en este patrón, restauración, renovación y Señor, que haya un nuevo comienzo.
Y para aquellos, como dijimos, que son jóvenes y recién están comenzando Señor, que caminen por el camino de la obediencia a Tu Palabra. Que pueda haber gozo en su hogar para que Tú puedas ser honrado. Que Tu Palabra no sea deshonrada y una generación de hijos sea criada para amarte. Continúa guiándonos conforme consideramos estas grandes cosas, en el nombre de Cristo. Amén.




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