Por Dave Harvey
Este post fue escrito por mi esposa Kimm. Esta semana Kimm y yo celebramos nuestro 32 aniversario!
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Si estás leyendo esto, es probable, que ya ha tenido "la conversación". Usted sabe, aquel en la que casualmente intenta abrir la noticia que nubla la mente de su impulso de Dios. O, tal vez sólo saco tranquilamente la “idea” por la que ha estado orando, y le preguntó si cree que podría estar llamado a ser pastor. No me importa cuán preparado está, pero esa pregunta tiende a hacer que una mujer se sienta como si estuviera de repente atrapada en un simulador de vuelo, incapaz de encontrar un lugar para aterrizar su cerebro.
Puedo relacionar. Cuando mi marido me dijo que se sentía llamado al ministerio, yo pensé: "Tú, sí … ya veo. ¿Yo? Umm, ¡Yo no lo creo! Después de todo, yo no sé nada acerca de ser la esposa de un pastor. Y por cierto, ¿cómo puede ser llamado al ministerio con mi personalidad unida a ti? Yo no visto suéteres (… fue a mediados de los años 80), soy demasiado testaruda, y desde luego no soy una novia de pueblo!”
No hace falta decir que empezamos un par de pasos hacia atrás.
Mi marido dice que alrededor del 50% de las esposas de los plantadores de iglesias potenciales o pastores no ve inmediatamente lo que sus maridos están sintiendo. Tal vez usted está en ese grupo en este momento. Si es así, aquí hay algunos pensamientos algunas novias muy sabias compartieron conmigo en el día.
ES SU LLAMADO, NO EL TUYO
Tengo buenas noticias. No hay oficina de la esposa del pastor o compañera del plantador de iglesias en las Escrituras. Esto significa que es su marido, el que puede ser llamado para dirigir la iglesia, no usted. Esto no le resuena a usted por completo (véase el siguiente punto), pero sí pone su llamado en perspectiva. Yo sé que yo necesitaba eso. Desde el principio, he luchado contra la idea de si realmente podría ser la esposa de un pastor por las imágenes estereotipadas de lo que pensaba que era la mujer de un buen pastor. Entender la diferencia entre su papel y el mío no sólo fue un gran alivio, sino que me liberó de pensar con más claridad sobre las cosas que podría hacer para ayudar y servir.
PERO SU LLAMADO HACE DECLARACIÓN SOBRE USTED
Lo sentimos, usted no está completamente obsesionada. La palabra de Dios hace una afirmación sobre usted, y estoy seguro de que es una que con mucho gusto abrace ya que proviene de nuestro Señor. Señoras, el liderazgo de su hombre en su matrimonio y el hogar será examinado (1 Timoteo 3:4-5; Tito 1:6,8). Él también está llamado a ser “hospitalario” (1 Timoteo 3:2; Tito 1: 8) y tener creyentes y no creyentes en su casa – eso es difícil de hacer sin su esposa. Creo que también podemos inferir que si la esposa de un diácono es responsable ante ciertos requisitos (1 Tim 3:11), nosotras lo seremos también.
Pero yo lo veo todo de esta manera: Si amas a tu marido, desea cuidar a sus hijos, no les importa utilizar su casa como un lugar para algún ministerio, y no se irrita bajo un poco de responsabilidad, entonces ya has avanzado una gran parte del camino. ¡Adelante mujer!
CONFIAR EN DIOS PARA EL PROCESO
Me parece que todo esto es más o menos acerca de la fe. Dios quiere llevarle en un viaje maravilloso de hacer equipo con su marido para descubrir la voluntad de Dios. El camino por el que ande puede tanto frustrarle y alegrarle, pero nuestro Dios misericordioso ha emitido la invitación.
Haga preguntas duras sobre usted misma; pregúnteles acerca de su marido también. No tenga miedo de enfrentarse a respuestas duras. Esto es algo más que la simple definición de un llamado. Dios le transformará a través del proceso. Sí, Dios dirá conocer Su voluntad. Pero va a venir a través de tiempos de conversación transparente juntos a mientras confíen en su Padre, que "recompensa a los que le buscan" (Hebreos 11: 6).
¡Más buenas noticias! Si su marido termina plantando y pastoreando una iglesia, los desafíos serán difíciles, pero la experiencia será más gloriosa de que se pueda imaginar. Este será el caso para los dos! Así que es tiempo de orar, porque para esta aventura lo va a necesitar!
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