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El papel de las mujeres en el ministerio – 1ª. Parte

Gary E. Gilley
Alguien ha dicho que hay dos puntos de vista de la creación de las mujeres, uno sostenido por las mujeres, el otro por los hombres. ¡Las mujeres dicen que Dios hizo al hombre, lo vio, y dijo, “puedo hacer algo mejor que eso!” Así que El hizo a la mujer. Los hombres opinan que después de que Dios hizo a las bestias y al hombre, El descansó, luego El creó a la mujer, y ni la bestia, ni el hombre, ni Dios han descansado desde entonces.
Haciendo las bromas a un lado, pocos temas son más controversiales hoy que el papel de las mujeres en la sociedad, el ministerio y la casa. Esto es cierto incluso, tal vez especialmente, entre cristianos evangélicos. Opiniones que se consideraban incuestionablemente ciertas algunas décadas atrás ahora son discutibles. Incluso la interpretación de pasajes bíblicos pertinentes, por mucho tiempo considerada estable, ahora está siendo desafiada.
Es nuestra intención desarrollar una visión general cuidadosa de este tema importante y volátil. Comenzaremos con un examen histórico de la actitud de la sociedad hacia mujeres; avanzando hacia el cuadro bíblico encontrado en el Antiguo Testamento; luego llegando a una conclusión con un estudio de los cuatro pasajes del Nuevo Testamento en los cuales gira todo este asunto.
El Estatus de las Mujeres en la Antigüedad
La Sociedad Griega
En la mayoría de las sociedades paganas del pasado, las mujeres fueron tratadas mal. En las culturas más civilizadas de los mundos griegos, romanos y judíos que se encuentran a principios del cristianismo antiguo, las mujeres estaban sujetas a una estima superior. Los griegos antiguos, sin embargo, mientras a un paso o dos por encima de muchos alrededor de ellos, colocaron a las mujeres en el mismo nivel que sus esclavos. Las mujeres estaban bajo la autoridad y control propio de los hombres no sólo tradicionalmente, sino legalmente también. En general había tres clases de mujeres en la sociedad griega: Las esposas que terminaron sus días en la gynaikonite (una porción de la casa reservada para propósitos domésticos) – de la cuál rara vez surgían. Las esposas no compartieron la vida intelectual de sus maridos y fueron a menudo consideradas un poco más que esclavas domésticas. Otra clase de mujeres fueron las prostitutas, a menudo se asociaban con el culto pagano de la cultura. Finalmente, estaban las hetairai, las mujeres que hicieron las funciones de compañeras para los hombres griegos más acaudalados. Las hetairai eran a menudo intelectualmente igual a los hombres, disfrutaban de una libertad considerable en la sociedad y servían como amantes, pero eran consideradas incasables por hombres griegos respetables. Un filósofo de la época resumías las cosas así: “Las Hetairai son para mantenemos por el bien del placer, concubinas para los requisitos comunes del cuerpo, las esposas para cargar hijos legítimos y para ser guardianes fieles de nuestra familia”. Aristóteles dijo: “la sociedad estaría completamente desorganizada si las mujeres estuviesen en una igualdad con sus maridos, tal como lo sería si los esclavos estuviesen en una igualdad con sus amos”. Sócrates le preguntó a los atenienses asociados: “¿A Quién le habla usted menos que a su esposa?” Platón recomendó que las mujeres estuviesen sujetas en común por hombres y que sus hijos sean cuidados por el estado.
La Sociedad Romana
Las mujeres romanas disfrutaron más libertad que las de Grecia. Legalmente, sin embargo, la esposa fue considerada como un pedazo de terreno completamente bajo el control del marido. Por ley, el hombre podría hacer como lo que quisiera con su esposa, aun matarla – al menos eso era en teoría. Cuándo los maridos romanos trataron de aplicar la ley también literalmente se toparon a menudo con problemas domésticos leves. Tanto en 331 a.C. y en 180 BC las mujeres reaccionaron hacia los maridos rudos con una envenenamiento masivo de sus hombres.
La Sociedad Judía
El estatus de la mujer entre los judíos al venir Jesús a escena debe ser distinguido de las enseñanzas del Antiguo Testamento. Mientras que las Escrituras judías claramente identificaron tanto los papeles como las limitaciones para las mujeres, también elevaron a las mujeres a alturas no encontradas en otras sociedades. Proverbios 31 quizás es la cima como el escritor afirma: “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.” Por alguna razón durante los tiempos inter-testamentarios la relación hombre-mujer se deterioró. Las mujeres comenzaron a verse en la misma categoría que los esclavos y las gentiles. Los rabinos no le hablaban a una mujer en público, y pensaban que era mejor quemar la Tora que enseñársela a una mujer. Un Rabí incluso no le enseñaba las Escrituras a las mujeres, considerándolas incapaces de captar el contenido debido a sus mentes inferiores. Cada día cuando un fariseo salía de la cama agradecía a Dios de que él no era un gentil, un recaudador de impuestos o una mujer. Jesús más tarde quebrantaba estas tradiciones hechas por el hombre, pero no las leyes del Antiguo Testamento. Él ministraría a las mujeres (Mateo 13:31-35); las instruyó en privado (Lucas 10:38-42); recibió el ministerio de mujeres, y se aparecería primero ante mujeres después de la resurrección. (Vea El Papel de las Mujeres en la Iglesia por Charles Ryrie y El Papel de las Mujeres en la Iglesia Hoy por Wayne House para más detalles.)
El Papel de Mujeres en el Antiguo Testamento
Del libro de Génesis nos enteramos de que una de las consecuencias de la Caída fue la discordia entre un hombre y su esposa. La Caída no introdujo campos de actividad diferentes, simplemente estropeó esas actividades. Encontramos, por ejemplo, que en Génesis 3:16 Adán no es ordenado gobernar a su esposa, el Señor simplemente manifiesta que él lo hará. No obstante a Eva le dijo: “tu deseo será para tu marido”. Esta frase ha sido el tema de muchos debates. Los dos significados más probables son:
· Las mujeres desearán, tendrán una ambición por controlar, manipular, y poseer a su marido (vea Génesis 4:7). El hombre sólo no resistirá este “accionar” pero usará su mayor fuerza para gobernarla.
· Otro perspectiva más predominante es que aunque el Señor simplemente le dijo a la mujer que afrontaría gran dolor en el parto, no obstante el Señor colocaría en el corazón de la mayoría de la mujeres el gran deseo de tener hijos. Ignorarán el dolor de tener que criar hijos y continuarán teniendo relaciones sexuales con sus maridos porque desean hijos.
Las enseñanzas del Antiguo Testamento se separaron de las culturas circundantes, en donde las mujeres fueron consideradas como propiedad, y las mujeres tratadas como personas de valor, hechas a la imagen de Dios. Las mujeres tuvieron permiso de ministrar en muchas aptitudes bajo el antiguo pacto. Algunos ejemplos:
  • Dios hizo Su pacto con mujeres así como también con los hombres (Deuteronomio 29:1-11).
  • Las mujeres estaban obligadas a escuchar la Palabra de Dios leída en voz alta (Deuteronomio 31:12 y Nehemías 8:2).
  • Las mujeres ministraron en la puerta del tabernáculo (Exodo 33:8 y 1º. Samuel 2:22).
  • Ofrecieron sus sacrificios (Levítico 1:15).
  • Clamaron directamente a Dios (Génesis 16:7-13 y 1º. Samuel 1:9-18).
  • Dios les habló directamente (Génesis 16:7-13 y 1º. Samuel 1:9-18).
  • Las mujeres fueron profetisas (Exodo 15:20,21 y 2º. Reyes 22:14), y mujeres sabias (1º. Samuel 25:3 y 2º. Samuel 14:2).
  • Las esposas no pudieron ser vendidas, incluso si eran capturadas en la guerra (Deuteronomio 21:14).
(Vea Mujeres en el Ministerio, Cuatro Puntos de Vista, p.76)
Por otra parte, en el Antiguo Testamento hay algunas limitaciones definitivas colocadas sobre las mujeres en el ministerio:
  • Las mujeres no podrían ser sacerdotes, en contraste a las culturas circundantes.
  • Ninguno de los libros de la Escritura fueron escritos por mujeres.
  • Jesús escogió sólo a apóstoles masculinos.
  • Las mujeres no gobernaron la nación de Israel; una mujer gobernante era una señal de una maldición (Isaías 3:12).
El Papel de las Mujeres en el Nuevo Testamento
Al trasladarnos hacia la era del Nuevo Testamento otra vez encontramos oportunidades y ministerios maravillosos para las mujeres, pero con limitaciones igualmente:
  • Las mujeres siguieron y sirvieron a Jesús.
  • Las mujeres estaban entre los discípulos en el aposento alto (Hechos 1:14), fueron bautizadas por el Espíritu Santo, y hablaron en lenguas en Pentecostés (Hechos 2:17-18).
  • Las mujeres creyeron en Jesús y fueron personalmente bautizadas y perseguidas para su fe (Hechos 5:14; 8:12; 9:2; 17:4,12).
  • Las mujeres atendieron a los pobres en formas prácticas (Tabita – Hechos 9:36).
  • Las mujeres instruyeron otros con la Palabra (Tito 2:3-5; También vea a Priscila en Hechos 18:26).
  • Las mujeres profetizaron (Hechos 21:8).
  • Las mujeres pudieron haber sido diaconisas (Romanos 16:2 y 1 Timoteo 3:11).
Las limitaciones incluyeron:
  • Jesús escogió a hombres como apóstoles; en la transfiguración, la última cena, y Getsemaní, sólo estaban presentes hombres. Él nunca metió a mujeres en la posición de dirigir a hombres.
  • No hay registro de alguna mujer predicando a hombres o enseñando públicamente en Hechos.
  • No se les permitió ser ancianos o enseñar o tener autoridad sobre hombres en la iglesia, como veremos más tarde.
  • Cuando surgió la necesidad de supervisar la distribución de comida, sorprendentemente siete hombres fueron escogidos.
  • Los equipos misioneros iniciales estaban compuestos por un mínimo de dos hombres.
  • La primera disputa doctrinal fue decidida por hombres.
  • El Nuevo Testamento fue escrito por hombres.
La Historia de los Papeles de las Mujeres en el Ministerio
Durante los primeros años de la iglesia encontramos a muchos de los Padres de la iglesia hablando favorablemente de las mujeres, pero no del todo. Tertuliano (145-220 d.C), por ejemplo, dijo de las mujeres: “tú puerta del diablo” (El Papel de Mujeres en el Ministerio Hoy, p.91).
A pesar de la perspectiva de Tertuliano, aquellos dentro del pensamiento prevaleciente de la ortodoxia permitieron papeles de servicio para las mujeres, pero no permitieron a las mujeres enseñar y ejercer autoridad sobre los hombres. Sin embargo, esto no fue siempre cierto entre las sectas heréticas. En realidad la mayor parte de estas sectas (e.g. Montanistas, gnósticos, Marcionitas, y Carpocratianos) si tuvieron ayudantes o co-fundadores mujeres. Permitieron a las mujeres tener oficios de obispos, ancianos y diáconos, apelando a Gálatas 3:28 como apoyo.
La Historia de la Interpretación Bíblica Con Respecto al Papel de las Mujeres en el Ministerio
El como ve uno el papel de las mujeres en el ministerio depende de cómo interpreta uno los escritos del apóstol Pablo sobre el tema. Hasta tiempos relativamente recientes sólo ha habido tres actitudes posibles para adoptar acerca de la enseñanza de Pablo sobre las mujeres:
  • El estaba equivocado entonces y ahora.
  • Él estaba en lo correcto entonces pero hoy está equivocado. Es decir, él estaba culturalmente condicionado.
  • Él estaba en lo correcto entonces y ahora. El principio básico es que la diferencia de género al principio de la creación queda como una característica de la comunidad redimida.
Más que recientemente dos puntos de vista nuevos han sido ofrecidos:
  • Las enseñanzas concernientes a las mujeres no estaban en el mensaje original de Pablo, sino que se agregaron más tarde por otros.
  • Pablo no quiso decir lo que tradicionalmente hemos pensado que él quiso decir (vea Leadership is Male, pp.71-75).
Los Puntos De Vista Modernos:
Tres Posiciones Primarias son Percibibles
Entre Cristianos Evangélicos:
1) Igualitario (o egalitariano) – Los Hombres y las mujeres son iguales en esencia y función. Ninguna distinción de papeles puede ser hechas entre ellos.
Aquellos que se mantienen firmes en esta perspectiva a menudo creen que Pablo se contradijo o al menos estaba confundido. Algunos creen que sus puntos de vista surgieron más bien de los maestros rabinos de su día que de la inspiración divina. Su versículo crucial es Gálatas 3:28, “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús,” del cuál creen que enseña que cualquier orden o cualquiera estructura de autoridad en la iglesia debería ser eliminada porque todos son uno en Cristo (House, p.21).
Una organización conocida como “Cristianos por la Igualdad Bíblica” compuesta de igualitarios evangélicos publicó una declaración en apoyo a su posición titulada: “Declaración sobre el Hombre, la Mujer, y la Igualdad Bíblica”. Algunos de los que la respaldan peden reconocerse a: Stanley N. Gundry (ex catedrático del Moody Bible Institute), Carl E. Armerding, Myron S. Augsburger, F.F. Bruce, Anthony Campolo, Robert Clouse, Jim Conway, Gordon Fee, Vernon Grounds, Richard Halverson, David Hubbard, Bill Hybels, Kenneth Kantzer, David McKenna, Richard Mouw, Grant Osborne, Ronald Sider, Lewis Smedes, Paul Smith, Howard Snyder. Ésto es prácticamente un quien es quien de los promotores e impulsores evangélicos, y demuestra qué tan bien aceptada es hoy esta perspectiva en los círculos evangélicos.
Este grupo afirmarían que las mujeres han sido “llamadas” al pastorado y otras posiciones de liderazgo tradicionalmente propias de los hombres, y negarles este ministerio es una ofensa en contra de Dios quien las ha llamado. El razonamiento de los igualitarios es ampliamente representado por Walter Liefeld y Alvera Mickelsen en el libro Women in MIonistry, Four Views (Mujeres en el Ministerio, Cuatro Puntos de Vista) Liefeld, por ejemplo, cree que Pablo se conformaba a las normas de costumbre por el bien del evangelio (página 141). En su opinión los textos restrictivos no se aplican a nadie hoy, habiendo sido restricciones meramente temporales debido a lo incompleto del canon. Una vez que el Nuevo Testamento fue completo, este y no el maestro es la autoridad, liberando así a las mujeres (u hombres) de la posición de autoridad (página 150-151).
Liefeld sostendría que la palabra para “autoridad” en 1 Timoteo 2:12 (la cuál es encontrada solo una vez en el Nuevo Testamento) es la palabra para dominio (página 148). Pablo estaba solamente mandando que las mujeres no dominaran o atropellaran a los hombres en la iglesia y no que no ellas podían guiarlos, aun en cuanto a doctrina.
2) Restringido – Las Mujeres están restringidas de prácticamente todos los papeles de liderazgo en la iglesia. El papel de las mujeres es el de silencio a tal grado que no pueden tener un papel en la iglesia en absoluto. O si algún papel existe sería sólo con otras mujeres y niños.
3) El liderazgo de hombres – Las Mujeres tienen libertad para ministrar en la mayoría de los papeles excepto el de anciano o maestro de hombres. Es decir, son iguales en esencia pero tienen una función diferente. Los proponentes prominentes incluyen a Wayne Grudem, D.A. Carson y John MacArthur.
En nuestro siguiente artículo intentaremos un examen de las Escrituras claves sobre este tema importante.
Libros sobre el tema que son dignos investigar incluyen:
Leadership is Male (El Liderazgo Es Masculino), por David Pawson
Tal como el título implica, éste es un debate directamente a al punto, una discusión sin limitaciones del asunto. Éste no es una obra de erudición, y como tal, no aborda en el texto bíblico mismo a fondo. Pawson es también carismático, y ese prejuicio aparece ocasionalmente.
The Role of Women in the Church (El Papel de Mujeres en la Iglesia), por Charles Ryrie
Un antiguo recursos (1958) por un teólogo sólido. Una gran información histórica, pero no un estudio cuidadoso de los textos. Ryrie extrae algunas conclusiones desafortunadas a mi parecer.
God’s High Calling for Women (El Elevado Llamado de Dios a la Mujer), por John MacArthur
Una parte de la serie de estudio de la Biblia de MacArthur. Este folleto es útil como una visión general de la posición conservadora. Eso sin embargo, debido a la naturaleza del folleto, no da un soporte detallado a las posiciones sostenidas.
The Role of Women in Minisry Today (Las mujeres en el Ministerio, Cuatro Puntos de Vista), editado por Bonnedell y Robert Clouse
Este volumen sería un buen punto de comienzo para un estudio integral. Cuatro puntos de vista, extendiéndose del tradicional hasta el igualitario se replantean por cuatro autores separados. Cada posición es desafiada por los otros tres escritores. Ésta es una gran forma para introducirse en los asuntos y evitar soluciones superficiales. Mencionaría que el autor más conservador, Robert Culver, no hizo un en particular un buen trabajo defendiendo su posición.
The Role of Women in MInistry Today (El Papel de las Mujeres en el Ministerio Hoy), por Wayne House
House escribe por mucho la mejor defensa de la posición conservadora que he leído. Él trata con todos los textos bíblicos en detalle, él tiene notas maravillosas – simplemente hace un excelente trabajo. Mi única crítica es que él evade el tema de “cubrir la cabeza”.
The Inclusive Laguage Debate, A Plea for Realism (El Debate Inclusivo del Lenguaje, Una Súplica para el Realismo), por D. A. Carson
Para algunos interesados en el debate de traducción del género, este es su libro. Carson es un teólogo sano y sólido.

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