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El amor en la mujer enriquece a sus hijos


1 Corintios 13:13: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”.

Esta enseñanza puede ser un antes y un después si comprendemos la importancia de la crianza. El Señor nos ha confiado vidas y debemos discipularlas, amarlas y llevarlas al Señor.
Nuestros hijos son los primeros que tienen que ver en nosotras el testimonio de una vida dedicaba al Señor, un carácter cristiano. Ellos son los primeros que verán nuestra gran pasión por Dios y el empeño que ponemos en cumplir su Palabra.
El primer impedimento que podemos encontrar es la suma de actividades que desarrollamos y tenemos a diario. Nos sentimos frustradas y incapacitadas de cumplir esta tarea, porque antes de desarrollar esta labor, tenemos una lista de prioridades que apocan la gran responsabilidad de instruir a nuestros hijos.
Debemos poner en la balanza, primeramente nuestras prioridades y del otro lado las prioridades urgentes del Señor. Comencemos a tomar decisiones de amor hacia Dios primeramente y luego con nuestros hijos.

Con esto intento decir que te olvides de tus sueños y proyectos propios. y vivas una vida en devoción a Dios. Una vida que ame mas a Dios que sus propios placeres momentáneos y logros vanos.
Desde que nacen debemos llevar a nuestros niños al Señor y para eso necesitamos lo que veremos en los próximos artículos.

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